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Llegas a tu puesto de trabajo una mañana y el jefe le cita en su despacho. No son buenas noticias. Le comunica que prescinden de sus servicios después de unos cuantos años trabajando para ellos. Esta situación, por desgracia, se repite con más frecuencia de la que pensamos.

Se trata de un despido improcedente, y en muchas ocasiones estamos totalmente desprotegidos  ante esta situación sobre todo por desconocimiento. De ahí que sea importante contar con un asesoramiento adecuado, como es el de Abogados Lexway.

¿En qué consiste el despido improcedente?

El despido improcedente tiene lugar cuando una empresa decide romper la unión contractual que le vincula con un trabajador sin motivo justificado, antes de que venza el contrato. Suelen ser bastante frecuentes en los contratos indefinidos.

Para realizarlo es preciso que la compañía se lo traslade al empleado, y lo efectuará por medio de un comunicado conocido como comunicación de despido, en el que aparecerá la causa que lo provoca. Si el trabajador no está conforme con las razones esgrimidas por parte de la empresa deberá anotar un ‘no conforme’ junto a la firma.

Las causas que provocan que un despido sea considerado improcedente

Las compañías tienen la posibilidad de recurrir a cualquier cauce legal para demostrar que el despido se debe a causas objetivas, ya que de esa forma se garantizan una reducción de la indemnización al trabajador o incluso se la pueda ahorrar según el caso. La legislación contempla que un despido será improcedente cuando se den alguna de las siguientes circunstancias:

• No se cumple con el procedimiento de despido que aparece en los artículos 51 y 55 del Estatuto de los Trabajadores, en donde se hace referencia a la entrega de la carta de despido por escrito en mano al empleado, con la pertinente información sobre las causas que lo provocan y la fecha en la cual se hará efectivo.

• Los motivos esgrimidos por la compañía no se ajustan a la realidad o no son lo suficientemente convincentes para justificar la rescisión del contrato. El empleador debe contar con las suficientes pruebas fehacientes de que el empleado no ha cumplido con sus obligaciones. 

• Razones discriminatorias: serán declarados como despidos improcedentes aquellos que tengan lugar por razones de raza, edad o sexo, así como aquellos que vulneren libertades públicas, derechos fundamentales o condiciones especiales por representación de trabajadores.

• Maternidad y conciliación de la vida laboral y familiar.

Cómo actuar ante este tipo de despido

Hay que analizar los motivos que llevan a la compañía a tomar esa decisión de despedir al empleado, pero siempre es aconsejable ponerse en manos de profesionales para que nos asesoren y conseguir el mejor resultado posible. En trabajador se enfrenta básicamente a dos escenarios.

Por un lado, aceptar el despido, aunque estime que las razones no sean justificables. De ser así tendrá que firmar los documentos que le facilite la empresa y sin recoger el ‘no conforme’ que citábamos anteriormente y que se adjunta cuando no se está de acuerdo con el despido. A continuación deberá firmar el paro y presentar la solicitud por desempleo en un periodo máximo de 15 días.

La otra opción que se plantea es que no acepte el despido. En ese caso hay que dejar constancia por escrito en la comunicación facilitad por la compañía del “no conforme” y olvidarse del firmar el paro.

Una vez llegado a este punto, será el momento de iniciar acciones legales siguiendo un orden y respetando unos plazos.

Hay que presentar una alegación formal ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación. Para ello dispone de un periodo de 20 días desde el día en que se hace efectivo el despido. Las  dos partes, tanto empleado como la compañía tratarán en este plazo de alcanzar un acuerdo sin tener que llegar a la vía judicial.

De no alcanzarse el citado entendimiento, habrá que presentar la demanda judicial en el juzgado competenteen un plazo de 20 días desde el instante en que no hay un acuerdo en el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación.

La última palabra la tendrá un juez, que deberá tomar una decisión según las pruebas aportadas por las dos partes. Además, el empleado cuenta con doce meses para reclamar las cantidades que le deba la empresa al margen del despido y de la correspondiente indemnización.

¿Por qué ponerse en manos de un abogado?

Por muchos años que se lleve en una empresa, nadie está libre de sufrir un despido. Por eso es importante saber cómo actuar ante una situación de este tipo, sobre todo para no cometer errores que nos puedan costar más caros en el futuro. Ponerse en manos de un abogado experto en la materia nos ahorrará algún disgusto.

 




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