Ciudad de la Justicia. Planta baja donde están las Salas de vistas. Tras aprovisionarme de la toga me dirijo a la Sala en que me toca a celebrar un juicio. Uno de tantos. Sin más pena ni gloria. De camino, me encuentro con un compañero con el que establecí buena relación hace años después, precisamente, de haberle ganado un importante juicio. Cotilleamos sobre lo que ha sido de algunos jueces: ¿Sabes que fulano tal ya ha fallecido?... Ostras pues no y créeme que me sabe mal.. ¿Y que fulanita está muy enferma de cáncer?.. Pues tampoco y me duele, porque le tengo verdadero aprecio… ¿Y que me dices de que fulanita haya subido al TSJ?... Hombre, ya le tocaba, aunque me gustará ver sus sentencias…La cosa iba a más, pero tengo que despedirme porque voy justo de tiempo… Llego a las puertas de la Sala y hay como unos tres juicios de retraso, así que busco un hueco para sentarme, pero no llego a hacerlo. La sonrisa de una compañera, también veterana, revela que ambos coincidimos en el mismo pleito. Vamos de codemandados. Nos echamos unas risas y aprovecha para presentarme a otra codemandada. Es una compañera mucho más joven que viene en sustitución de la que llevaba el caso. Nos dice que es civilista y que se siente como en otra galaxia. Y si, estamos en la galaxia de lo social, nada que ver con civil. Es inevitable entrar a comparar cosas de una jurisdicción y otra.

En esto aparece la compañera sustituida, que iba a otro juicio. La saludamos porque también es vieja conocida (más conocida que vieja en este caso) y le decimos que se vaya poniendo las pilas que su compañera apunta buenas maneras y a este paso le va a quitar el puesto…

Seguimos dándole al pico, recordando cosas, explicando anécdotas, saludando a otros compañeros que pasan por el lugar y hasta conseguimos arrancarle una sonrisa al letrado contrario que venía con cara de palo… Y por fin nos llaman para entrar en Sala, pero solo los letrados. Huele a suspensión. Y efectivamente, nuestro olfato de viejos sabuesos no nos ha engañado. SSª nos explica que se tiene que resolver una cuestión de orden público procesal y suspende la vista.

Seguramente mucha gente puede pensar que me voy de vacío y que he perdido miserablemente la mañana. Pero yo creo que no he perdido nada. Me he enterado de hechos trascendentes, he conocido una nueva colega, me he relacionado con un montón de gente y en realidad, he pasado una mañana encantadora. Me he llevado a casa un montón de vida. Y esto, no tiene precio.