Una de las pelis más aplaudidas del bueno de Indiana Jones, fue aquella titulada “En busca del arca perdida”. Hoy, me siento como él. Estoy buscando la sentencia de contraste, que (y lo digo para los profanos) es aquella sentencia de una Sala de lo Social de un Tribunal Superior de Justicia o del mismísimo Tribunal Supremo que debe ser contradictoria con otra anterior, al objeto de plantear una cosa que se llama recurso de casación para la unificación de la doctrina, de forma que el Alto Tribunal, tras la comparación entre ambas sentencias y en base a los argumentos de las partes intervinientes en el recurso, pueda determinar qué sentencia era la correcta y aplicar este criterio o doctrina al caso sometido a examen del Tribunal.
Se trata, en definitiva, de una forma de complicarnos la vida para limitar – y en qué intensidad por cierto – el acceso al Tribunal Supremo, puesto que antes de dar curso al recurso, se discute si te lo admiten o no. Y está más que demostrado, que se inadmiten a trámite la inmensa mayoría de recursos que se plantean por este motivo. Por tanto, la cosa es ingeniárselas para “colar” el recurso y que pase de la puerta del Tribunal. Y aquí es donde llevamos a cabo una de las misiones imposibles más duras y terribles de nuestro oficio. De hecho, sólo un personaje como Indiana Jones o en su caso Tom Cruise (podéis elegir), puede conseguirlo.
A lo largo de mi vida profesional, debo admitirlo, he emulado a ambos personajes en varias ocasiones y debo reconocer que he tenido cierto éxito, esto si, en contadas ocasiones. Pero hoy, quizás porque ya es viernes y porque uno ya tiene una edad, más bien parezco Mr. Bean. No hay forma de encontrar nada… y lo que encuentro es aquello que huele a inadmisión por cualquier excusa. La más socorrida es aquella de que la cuestión que se plantea no tiene “interés o contenido casacional”, que viene a ser algo así como que “no se admite porque no me interesa el envite”… Y así estamos, buscando un arca perdida en forma de sentencia de contraste por los recónditos entresijos de la jurisprudencia. Pinta un fin de semana épico.
