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Vengo hablando de Agenda Abierta, Participación Ciudadana, Desarrollo Sostenible contemplando metas de transformación y fortalecimiento institucional que entroncan perfectamente dentro de los objetivos de «Paz, Justicia e Instituciones Sólidas»

Nos debemos el intentar ir más allá de la satisfacción de las necesidades humanas básicas, debemos considerar los Estudios sobre el desarrollo y a partir de ellos buscar propuestas y estrategias para desarrollar y potenciar esas mismas necesidades.

En mi campo de trabajo los Estudios para la paz (tanto en su versión negativa, como reducción de la violencia directa, reducción del sufrimiento u ofensa a las necesidades humanas básicas, como en su versión positiva, es decir, centrándose en la reducción de la violencia estructural y cultural) constituyen esa oportunidad para desarrollar y potenciar dichas necesidades básicas.

Toda teoría de conflictos necesita una teoría de la violencia. Esta afirmación se basa en las siguientes dos constantes (Galtung, 1998):

La violencia vista como el fracaso en la transformación de conflictos.

La violencia como el motor de las reservas de energía que pueden ser utilizadas para fines constructivos, no solo para fines destructivos. No son fracasos del todo, son también oportunidades.

El conflicto puede ser definido de múltiples formas, una primer aproximación a su concepto podría ser la siguiente, se entiende como «… una relación social de interdependencia entre dos o más actores que persiguen objetivos, que perciben como total o parcialmente incompatibles.» (Conforti, 2017: 30).

De acuerdo a Galtung en el perfil o la identidad del conflicto podemos encontrar:

  • El conflicto es crisis y oportunidad.
  • El conflicto es un hecho natural, estructural y permanente en el ser humano.
  • El conflicto es una situación de objetivos incompatibles.
  • Los conflictos no se solucionan, se transforman.
  • El conflicto implica una experiencia vital holística.
  • El conflicto como dimensión estructural de la relación.
  • El conflicto como una forma de relación de poderes.

La violencia se ubica en el contexto del conflicto porque puede haber violencia sin conflicto y conflicto sin violencia; si se quiere, la violencia es una forma de metaconflicto. Sin embargo, conflicto y violencia son dos cosas muy diferentes, que desafortunadamente se confunden con mucha frecuencia y facilidad. Hasta tal punto llega la confusión, que es muy común oír hablar de conflicto bélico, cuando la guerra es, sin lugar a dudas, una expresión extrema de la violencia, entendida ésta, como el fracaso en la transformación de conflictos.

Los Estudios para la paz y los conflictos.

Entiendo al conflicto como: «Una relación social de interdependencia entre dos o más actores, que incluso en coaliciones, orientan sus conductas en función del poder del que disponen para no reconocer al otro, no legitimar la pretensión de sus intereses y objetivos, los que percibidos (o no) como total o parcialmente incompatibles, y pueden (o no) ser filtrados en conciencia a través de sus marcos de referencia y de sus emociones.» (Conforti, 2017: 55)

Los conflictos se pueden clasificar según el nivel en el que se desarrollan:

i) micro (interpersonales),

ii) meso (intergrupales),

iii) macro (entre grupos definidos dentro de un estado o entre estados, donde las consecuencias de los enfrentamientos afectan a un gran número de población) o

iv) mega (cuando afectan a una región y/o civilización) (Conforti, 2017: 25-36, 187).

Los Estudios para la paz y la violencia.

Por violencia entiendo a la conducta que surge cuando no se es capaz de transformar un conflicto.

La violencia no es un modo de resolver un conflicto; más bien todo lo contrario. Cuando se impone el lenguaje de la violencia, lo que se hace es negar el conflicto. Quien usa la violencia niega la diferencia; quien recurre a la violencia busca «ganar», hacerse valer a costa del otro, anulándolo, infravalorándolo.

La violencia, entendida de este modo, puede clasificarse en tres dimensiones:

i) violencia directa (es la violencia manifiesta, puede ser por lo general física, verbal o psicológica, es el aspecto más evidente de esta),

ii) violencia estructural (aquella intrínseca a los sistemas sociales, políticos y económicos mismos que gobiernan las sociedades, los estados y el mundo) y

iii) violencia cultural (es la sumatoria de todos los aspectos de la cultura materializada en la religión e ideología, lengua y arte, ciencias empíricas y ciencias formales, más los símbolos, tales como, cruces, medallas, medias lunas, banderas, himnos, desfiles militares, etc., que sirven para justificar la violencia directa.) (Conforti, 2017: 186).

Luego de esta primer aproximación a las diferencias entre conflicto y violencia, es dable concluir con la siguiente idea: para alcanzar el Desarrollo que pretendemos y que los cambios de paradigma sean reales y no mera teoría, necesitamos una aproximación global (holística) a la multidimensionalidad de la condición humana (perspectiva compartida por los Estudios para la paz y otros recientes estudios interdisciplinares como género y ecología), porque sólo así conseguiremos transformar y salvar al  mundo en el que vivimos.

Bibliografía:

Conforti, Oscar Daniel Franco. 2017. Construcción de Paz. Diseño de Intervenciónen Conflcitos. 3ª Edición. Madrid: Dykinson.

[1] Ph.D., director de Acuerdo Justo. Profesor de derecho penal y justicia restaurativa en el CUBC y profesor en técnicas de expresión, argumentación y negociación en la UOC. Autor del Programa Quinquenal de Prácticas Restaurativas en el ámbito penal para la Dirección Nacional de Mediación y Métodos Participativos de Resolución de Conflictos (DNMyMPRC) del Ministerio de justicia de Argentina, más información en: http://www.hechojuridicorestaurable.com

[2] Galtung, Johan. 1998. Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución. Afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia, Bilbao, Gernika Gogoratuz.

Conforti, Oscar Daniel Franco. 2017. Construcción de Paz. Diseño de Intervenciónen Conflcitos. 3ª Edición. Madrid: Dykinson.

[1] Ph.D., director de Acuerdo Justo. Profesor de derecho penal y justicia restaurativa en el CUBC y profesor en técnicas de expresión, argumentación y negociación en la UOC. Autor del Programa Quinquenal de Prácticas Restaurativas en el ámbito penal para la Dirección Nacional de Mediación y Métodos Participativos de Resolución de Conflictos (DNMyMPRC) del Ministerio de justicia de Argentina, más información en: http://www.hechojuridicorestaurable.com

[2] Galtung, Johan. 1998. Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución. Afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia, Bilbao, Gernika Gogoratuz.

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