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Córdoba, 1 mar (EFE).- Agentes de la Policía Nacional han detenido en Córdoba a una mujer, por los presuntos delitos de extorsión, coacciones, daños, falsedad documental y usurpación identidad, tras acosar a otra con llamadas continuadas durante casi 3 años y exigirle 30.000 euros a cambio poner fin a la situación.

La Policía ha explicado que los hechos se remontan a junio del 2020, cuando la víctima empezó a sufrir de forma continuada llamadas telefónicas amenazantes e insultantes, hasta 60 en alguna ocasión, por parte de una persona desconocida, todas ellas en número oculto.

Muchas de estas llamadas las recibía en el momento en que salía de su domicilio, cuando encendía las luces al llegar a su casa o las apagaba por la noche, e incluso a altas horas de la madrugada, por lo que la víctima se sentía "controlada y vigilada en todo momento".

Además de las llamadas, en diversas ocasiones han aparecido pintadas en la fachada de su lugar de trabajo en las que se podía leer su nombre seguido de un insulto, lo que provocó que la mujer tuviese que cambiar sus hábitos diarios, renunciando incluso a salir de noche y tratando siempre de ir acompañada.

A principios de febrero de 2023, la víctima fue extorsionada al recibir una nueva llamada desde número oculto en la que, mediante una grabación con voz distorsionada, se le pedía primero 10.000 euros y más tarde 20.000 para terminar con el acoso.

La víctima, en contacto permanente con los investigadores, accedió a entregar una cantidad determinada de dinero, en el lugar, día y hora fijados por la presunta autora de los hechos.

Concretamente, debía depositar el dinero a última hora de la tarde, en una papelera frente a la puerta principal del Conservatorio de Música de la capital cordobesa, en el interior de una bolsa de cartón.

Tras un dispositivo establecido, los investigadores detuvieron a la sospechosa, quien en ese momento llevaba una guitarra antigua e inservible y unos apuntes para hacer creer que era personal del conservatorio y poder observar desde el interior los movimientos de la víctima.

Además, la detenida falsificó un DNI para comprar una tarjeta de teléfono haciéndose pasar por otra persona a la que conocía del gimnasio, aprovechando el gran parecido físico que existía entre ambas.




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