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En los últimos datos estadísticos y de investigaciones de la Interpol se informa sobre el perfil de las víctimas infantiles cuando se cometen delitos de pornografía infantil. De hecho, analizando las fotografías y vídeos registrados en las Bases de Datos Internacionales de INTERPOL sobre Explotación Sexual de Niños (ICSE), se revela que cuanto más joven es la víctima de abusos, más graves suelen ser los delitos contra los menores de edad.

En la fuente analizada, se informa que se ha realizado el estudio de una selección de 800 series de vídeos y fotografías. Un 84% de este material contenía imágenes de actividades sexuales explícitas, agresiones graves, sadismos u otras parafilias problemáticas, como bestialismo, humillación o necrofilia.

A pesar de todos los esfuerzos legislativos para luchar contra este fenómeno, los contenidos de pornografía infantil siguen siendo muy accesibles al público general y su distribución se ha vuelto cada vez más sencilla gracias a Internet. Esta expansión estaría facilitada por el denominado “motor triple A”: accesible, asequible, y anónimo (Cooper, 1998; 2002 cit. por Seto, 2013).

En la actualidad, la pornografía infantil es más accesible ya que Internet ofrece mayor facilidad de acceso al material, permitiendo a los usuarios crear grandes colecciones de imágenes y aumentando las posibilidades de interacción virtual o física con menores.

La pornografía infantil cada vez se acerca más a la edad de bebés.

Así lo refiere la Interpol en sus estudios, y así lo expresa con rotundidad el ministerio fiscal en sus escritos en sede judicial. Las estadísticas muestran que más del 60 % de las víctimas no identificadas eran impúberes, y entre ellas figuraban bebés y niños pequeños.

Esta categoría también estaba más expuesta a ciertas formas de abuso y explotación que iban acompañadas de algún tipo de parafilia.

¿Qué son las parafilias?

Las parafilias, desviaciones sexuales o perversiones se definen como un patrón de conductas sexuales en la que la fuente predominante de placer sexual no es a través de la cópula heterosexual. Se llama «parafilia» a lo que en la ley se denomina «perversiones».
Con mayor detalle: Una parafilia es una recurrente e intensa aparición de fantasías sexuales o conductas que engloban a objetos o animales, niños o adultos que no dan su consentimiento o de producir dolor y sufrimiento a las parejas o a sí mismo. O sea que la imaginación o los actos inusuales o extravagantes son necesarios, reiterados y a veces excluyentes, para conseguir la excitación sexual. También son llamadas desviaciones o variaciones y hoy se trata de evitar la palabra perversiones. Actualmente las parafilias se entienden como las conductas sexuales, eróticas que no son comprendidas por la mayoría de las personas.

Los menores de edad de sexo masculino tienen más probabilidades de aparecer en imágenes que contienen escenas de abuso más graves (fuente Interpol).

Los países tienen plataformas para colaborar en la investigación de los delitos de pornografía infantil

“La identificación de víctimas forma parte esencial de la labor de INTERPOL, ya que permite establecer vínculos entre las investigaciones realizadas en todo el mundo acerca de los abusos sexuales de menores cometidos en línea”.

“Este informe hace hincapié en la necesidad de que un mayor número de países se conecten a la base de datos ICSE y pasen a formar parte de esta importante red de investigadores dedicados a rescatar a los menores víctimas de abusos”.

Sobre la terminología de pornografía infantil para referirse a delitos sexuales contra menores de edad (niños)

Como refiere la Interpol, la terminología apropiada debe ser el de los términos “abuso sexual de menores, “explotación sexual de menores en el contexto de viajes y turismo” y “explotación de menores en/a través de la prostitución”.

Genéricamente se usan los términos “pornografía infantil”, “turismo sexual infantil” o “prostitución infantil”, términos que se deben utilizar con prudencia.

Sobre la expansión de la pornografía infantil

Hoy en día, el material de pornografía infantil es más asequible que anteriormente, cuando su acceso se restringía a revistas, libros, fotografías y películas.

La sensación de anonimato y privacidad que aporta Internet multiplica la expresión de fantasías sexuales que se materializan en el consumo de material pornográfico y favorece la comunicación con otros individuos con los mismos intereses.

Los factores de expansión se unen a la dificultad de persecución de este fenómeno por parte de las autoridades judiciales y policiales.

La inmensa mayoría de los delitos relacionados con la pornografía infantil se produce en un entorno virtual alejado de un enclave geográfico concreto y, por tanto, no sometido a la legislación de un único país.

Fuente: Interpol.

 




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