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Lara Malvesí

Barcelona, 4 mar (EFE).- Casos mediáticos como el de la joven que denunció al futbolista Dani Alves, las alumnas del Institut del Teatre o las presuntas agresiones en la fiesta de los premios Feroz son algunas muestras recientes de que las mujeres ya no callan ante las violencias sexuales, si bien los datos globales oficiales señalan que se sigue infradenunciando.

Las últimas cifras oficiales del Ministerio del Interior, correspondientes al tercer trimestre de 2003, revelan un incremento del 30 % los delitos sexuales conocidos en España en apenas tres años, de los 10.343 de los primeros nueve meses de 2019 a los 13.455 del mismo período de 2022.

La tendencia es al alza desde 2014, aunque cada vez es más pronunciada, algo que el propio Ministerio atribuye en parte al incremento de la concienciación y a la reducción de la tolerancia social hacia esos comportamientos.

SOLO EL 8 % VÍCTIMAS SEXUALES INTERPUSIERON DENUNCIA

La encuesta sobre violencia sexual contra las mujeres publicada a principios de febrero por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apunta a que un 21,7 por ciento de mujeres adultas en España, en torno a 3,5 millones, reconoce haber sufrido alguna agresión sexual a lo largo de su vida.

De acuerdo con la última Macroencuesta de violencia contra la mujer del Ministerio de Igualdad, de 2019, el 13,7 % de las mujeres ha sufrido violencia sexual: 1,3 millones (6,5 %) por una persona que no era su pareja y 704.000 cuando no habían cumplido los 15 años.

En cualquier caso, según esa macroencuesta sólo un 8% de las mujeres que sufrieron violencia sexual fuera de la pareja denunciaron lo sucedido ante las autoridades policiales o judiciales.

LAS MÁS JÓVENES, AL FRENTE DEL CAMBIO DE PARADIGMA

La psicóloga y asesora de políticas de seguridad y perspectiva de género de los Mossos d'Esquadra, Alba Alfageme, explica a EFE que las mujeres, especialmente las más jóvenes, están protagonizando "un cambio de paradigma" y ya no temen alzar la voz pese a que su agresor, como suele ser habitual, esté en una situación de poder frente a ellas.

"Yo creo que estamos experimentando una toma de conciencia social, de darnos cuenta de que tenemos problemas estructurales como sociedad. Y hay un cambio aún más evidente a nivel generacional. Las mujeres más jóvenes tienen más herramientas", apunta.

La psicóloga destaca que las veinteañeras han crecido con un feminismo más extendido y que se les ha ofrecido nuevas miradas para identificar las violencias en mucha mayor medida que a las generaciones anteriores, aunque ya las mujeres de todas las edades están haciendo "el cambio de chip".

Alfageme destaca que desde hace unos años existen más referentes de mujeres que se atreven a denunciar, lo que normaliza el hecho y crea más confianza para todas.

Para Mildred, estudiante de Derecho de 21 años y miembro de ACCIO JOVE, resulta clave el saber que si ahora cuentas lo que te ha pasado "tu entorno no te va a decir que te aguantes o que no digas nada de lo que te ha pasado, sino que sabes que te creen y que te van a acompañar" para que no estés sola.

IDENTIFICAR MEJOR QUÉ HA PASADO

"Antes las violencias se normalizaban (..) hasta el punto que muchas mujeres habían sufrido episodios de agresión sexual que solo con los años han sabido identificar como tales y poner nombre a lo que pasó", señala Alfageme.

Las más jóvenes sin embargo "tienen mayor capacidad de identificación de esas violencias", añade.

Según los datos de la última encuesta del CIS, solo el 7,6 % de las mayores del 75 años identifican haber pasado por algún episodio de violencia sexual, mientras las más jóvenes lo hacen en un 40 % de los casos.

Natalia, una de las activistas feministas más jóvenes implicadas en Ca la Dona, en Barcelona, explica que en su familia y trabajo nunca paran de salir mujeres que hasta que no han pasado años no han tomado conciencia de lo vivido, un cambio que explica también porque "se empieza a poner el consentimiento en el centro del debate".

CORTAR CON EL TABÚ DE LA VERGÜENZA

Alfageme cuenta que la vergüenza y la culpa son los dos pilares habituales en la reacción de la mujer que ha sido agredida sexualmente a consecuencia de la narrativa patriarcal que culpabiliza a la mujer de lo ocurrido.

"En los juicios se pregunta: cómo actuaste, por qué no chillas, cómo ibas vestida", apunta la psicóloga, quien señala la instrumentalización también del elemento de la vergüenza por el patriarcado para asegurarse de que la víctima se quede callada y no lo cuente.

Natalia también apunta la importancia de "cortar el tabú de la vergüenza" pues ese sentimiento junto al de culpa no tardan en aparecer.

MÁS RECURSOS EN EL TERRITORIO Y PROTOCOLOS EN SALAS

La ley de garantía integral de libertad sexual aprobada este año prevé la creación de centros específicos de atención a las víctimas de agresiones sexuales en todas las provincias, "Centros de Crisis 24 horas" que deben prestar atención psicológica, jurídica y social, apoyo y asistencia en situaciones de crisis para víctimas, familiares y personas del entorno.

Estos centros deben garantizar acompañamiento e información tanto telefónica como presencial las 24 horas del día y los 365 días del año.

Por otro lado, en casos como el del futbolista Dani Alves y la discoteca Sutton, los expertos han apuntado en la importancia de que se pongan en marcha y funcionen protocolos de actuación ante agresiones en bares y discotecas.

La asociación de ocio nocturno FECARSAM maneja en sus locales el protocolo internacional bautizado como Ask for Angela, "Pregunta por Ángela", en inglés, y se basa en una guía que se empezó a aplicar en Reino Unido en 2016 para acompañar a la víctima.




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