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Nunca ha habido una necesidad más apremiante de un enfoque de colaboración entre múltiples partes interesadas en buscar la solución de los problemas globales compartidos. La polarización está en aumento en muchos países. En algunos casos, los contratos sociales que mantienen unidas a las sociedades se están deteriorando. Nuevos riesgos asociados al cambio tecnológico generan nuevas incertidumbres que requieren nuevos enfoques y nuevas soluciones. En este artículo analizamos, un año más, las tendencias de riesgo para el año que comienza, basándonos en la publicación The Global Risks Report 2019, desarrollada por el World Economic Forum con el apoyo de Marsh & McLennan Companies. En la segunda parte del mismo, analizaremos cuáles son los riesgos que, desde la perspectiva de la comunicación de crisis, deberán enfrentar las compañías en 2019.

Renovar y mejorar la arquitectura de nuestros sistemas políticos y económicos nacionales e internacionales es la tarea definitoria de esta generación. Será una empresa monumental, pero indispensable. El informe de riesgos globales demuestra cuán alto es el riesgo y lo que está en juego: la esperanza es que el informe de este año también ayude a generar un impulso detrás de la necesidad de actuar. Vamos de los riesgos de fondo y lento desarrollo a los de irrupción rápida y violenta a los que se suman este año: computación cuántica, derechos humanos y populismo económico.

Cada vez más desunidos

Hemos pasado de un periodo de transición hacia la globalización a un proceso de vuelta a la disgregación, el nacionalismo y los populismos. En ese contexto, el proteccionismo de las naciones mirando hacia su propio ombligo no parece la mejor receta para coordinar soluciones como, por ejemplo, la lucha contra el cambio climático, que requiere de esfuerzos globales coordinados.

Por ello, no es baladí y no debe sorprender a nadie, que tras la COP 21 y la ilusión que generó, la decepción de la COP 22 y la postura de países como EE. UU. hayan llevado a consolidar la preocupación mundial por enfrentar los riesgos derivados del cambio climático como la principal amenaza con respecto al futuro de la humanidad.

Se estima que, a finales de 2019, 800 millones de personas vivan en más de 570 ciudades costeras, vulnerables a un aumento del nivel del mar de 0,5 metros para 2050. En este año, se espera que dos tercios de la población mundial viva en ciudades. Es el círculo vicioso del riesgo. Las ciudades atraen cada vez más personas en zonas costeras de riesgo y contribuyen a destruir las fuentes naturales de resiliencia como los manglares costeros, aumentando la tensión en las reservas de agua subterránea.

Hacia el abismo tecnológico

La vulnerabilidad tecnológica no posee sólo el apellido “ciberamenazas”, si bien es cierto que estas siguen en exponencial crecimiento y amenazando infraestructuras críticas. Nos acompañan otras vulnerabilidades tecnológicas: sin duda todo lo que tiene que ver con el descrédito de los medios, la desinformación o el robo de identidades seguirá creciendo en 2019. La preocupación se extiende también hacia la necesaria protección de los datos. Lo ocurrido con Facebook y Cambridge Analytica explica el aumento de la preocupación global. Qué decir de un futuro incierto consecuencia de los efectos colaterales de la suma de robótica más inteligencia artificial. Existe una incertidumbre sobre cómo afectará esto a la pérdida de empleos, la generación de nuevas profesiones o si las máquinas podrán llegar a tomar el control sobre nuestro futuro dotadas no sólo de más inteligencia, sino también de conciencia ¿Es posible un mundo de máquinas cada vez más inteligente que, gracias a procesos de Machine Learning, puedan realizar ciberataques cada vez más sofisticados? ¿Sería este un acicate para que los países establezcan acuerdos transfronterizos para su protección o decidirán encerrarse en sí mismos y tratar de elevar sus barreras aislándose de los demás?

Un ser humano cada vez más aislado

Y mientras la incertidumbre sobre el futuro de la humanidad no deja de aumentar, ¿cómo lo afronta cada uno de sus individuos cada vez más aislados dentro de la hiperconexión generalizada? En todo el mundo, los problemas de salud mental ahora afectan a unas 700 millones de personas. De hecho, el estrés psicológico relacionado con un sentimiento de falta de control ante la incertidumbre se convierte en pandemia global. Un mundo en que los robots puedan tomar el control y sean capaces de producir todo lo que necesitamos, ¿aboca, como diría el historiador israelí Yuval Noah Harari, a la irrelevancia? Porque si no somos necesarios para sostenernos y acabáramos recibiendo unos ingresos mínimos para seguir consumiendo como parte del ciclo capitalista, ¿hacia dónde caminaríamos como humanidad?

Los riesgos biológicos

Pero antes de llegar ahí, otras amenazas se ciernen sobre nosotros. Los patógenos biológicos. Los cambios en cómo vivimos han aumentado. No podemos descartar nuevas amenazas biológicas que generen un brote devastador que cause graves daños por una amenaza para la que el mundo está mal preparado. Las nuevas biotecnologías revolucionarias prometen avances milagrosos pero también crean enormes desafíos de supervisión y control, como lo demuestran las afirmaciones en 2018 de que se crearon los primeros bebés modificados genéticamente del mundo. Porque si un país más laxo en controles inicia la carrera, ¿creemos realmente viable que el resto de potencias mundiales aceptarán quedarse rezagadas?

 
AUTORES:
 
Luis Serrano
Director Global del Área Crisis en LLORENTE & CUENCA
Licenciado en Periodismo, es uno de los mayores expertos de España en la gestión de la comunicación en situaciones de emergencias y catástrofes, así como en el desarrollo de protocolos de actuación de crisis en redes sociales. Durante 17 años ha sido jefe de prensa del Centro de Emergencias 112 de la Comunidad de Madrid, donde ha participado activamente en el manejo de situaciones tan relevantes como el atentado del 11M de Madrid. Ha intervenido en más de 100 siniestros industriales, accidentes con múltiples víctimas, accidentes en centros de ocio, crisis sanitarias, etc. Fruto de sus experiencias es el libro 11 M y otras catástrofes. La gestión de la comunicación en emergencias, del que es autor. Posee, asimismo, una dilatada experiencia docente en el campo de la emergencia y la gestión de crisis. Como periodista, trabajó durante siete años en los servicios informativos de Onda Cero.
 
Reproducción autorizada. Ver artículo original

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