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Hace algunos días me llamó una persona que tenía un problema para cobrar una factura por unos supuestos trabajos realizados a un cliente.

Se trataba de un profesional de la construcción y, según su versión, había realizado una serie de trabajos de fontanería y electricidad a un cliente, pero debido a unas desavenencias entre ellos cogió sus herramientas y salió de la vivienda para que la cosa no llegara a mayores.

 

Estando así las cosas al reclamarle el trabajo realizado, el propietario del local niega dicho trabajo y alega que le ha dejado tirado y que no va a pagarle nada.

El cliente llama a JR Abogados y, lógicamente su primera pregunta es cuánto le va a costar el pleito para acto seguido comentar que lo que necesita es un abogado que use los argumentos necesarios para ganar la demanda, recuperar lo que le debe y que condenen en costas al propietario del local.

La respuesta que le di era muy sencilla “Deme usted material”.

La incredulidad del cliente dejó paso a la sensatez cuando yo le pregunté si sería capaz de hacer una instalación eléctrica sin cables.

Pues bien, eso es lo que los abogados necesitan para ganar juicios, material, o lo que es lo mismo, pruebas que hagan que la balanza se incline a nuestro favor.

Había que hacer entender al señor, que un juez no le va a dar la razón por mucho que su abogado tenga una fabulosa oratoria, necesita pruebas, y son eso, las pruebas el material con el que trabajamos los abogados, sin ellas no se puede demostrar nada, y se trata precisamente de eso, de probar que algo sucedió o no.

Testigos, facturas, certificados, correos electrónicos, whatsapps,… son nuestros “cables” y sin ellos será muy complicado dar satisfacción a nuestros clientes porque un juez no puede dar o quitar razones sin estar seguro de ello.

Creo que lo primero que hay que ser es sincero con nuestros clientes y con nosotros mismos, pues la ética y la moral, han de regir las actuaciones de los abogados y hacerles ver las posibilidades reales que, según nuestra experiencia y el material que nos traigan, tenemos en ganar o perder un juicio, porque de esa manera, siendo consciente el cliente del riesgo que corre, no podrá echarnos en cara nada en caso de perder el pleito.

Un juicio conlleva unos gastos que debe asumir el cliente, por lo que, bajo mi humilde opinión debemos ser muy cuidadosos con lo que decimos porque, no todo vale.

Otra cosa muy diferente es que el propio cliente, una vez oída nuestra valoración del caso y de la prueba que tenemos, asuma como probable o muy probable que va a perder el juicio, y es que, una cosa es la versión de nuestro cliente y otra quizá sea la realidad.

Cuando ambas partes deciden ir a juicio, lo normal es que ambas piensen que tienen razón, pero ha de ser de manera objetiva el abogado, antes que el juez, quien con los datos obrantes valore las posibilidades reales de éxito.

Y esto es así casi siempre en los juicios por alcoholemia en Madrid, donde el material con el que cuenta el abogado es prácticamente nulo, y tanto es así, casi todos los juicios que se celebran por este asunto acaban en conformidades con el Fiscal, es decir, del mal, el menos.

Pero también puede ocurrir con los divorcios donde muchas veces se piden imposibles, como pensiones de alimentos desproporcionadas con los salarios de los cónyuges, o custodias compartidas utópicas cuando ambos progenitores viven a cientos de kilómetros de distancia.

Por tanto, el abogado antes de empezar cualquier “obra”, tiene que ver qué “material” tiene, so pena de no poder realizarla.

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