Miedo me están empezando a dar unas cuantas cosas y cada vez más y generalmente en la misma línea. Trato de explicarme con algunos ejemplos:
Pedimos a un cliente la información necesaria e imprescindible para poderle defender adecuadamente en juicio. Respuesta: Que a través del aplicativo no pueden facilitárnosla porque “no les viene”. Pedimos que miren en algún otro lugar porque seguro tienen que saber qué ocurrió: Bloqueo total y absoluto. Nadie ha sido capaz de ver más allá de lo que consta en el programa informático de gestión que se maneja en la empresa.
Más: Es un asunto que se inicia en Jerez de la Frontera pero que acaba en el Juzgado de lo Social de Barcelona. Pedimos la documentación que si o si ha de obrar en poder de la empresa. Pues el de Barcelona no la tiene. El de Jerez ya ni se acuerda y de ahí no les sacamos. Esto si constan en el aplicativo no se cuantas cosas. Nos ofrecen pantallazos, pero necesitamos los documentos aunque sea en pdf. Pues no los tienen, ni los tiene nadie.
Cosas como ésta y/o parecidas, las estamos viviendo cada día con más frecuencia y el resultado empieza a ser aterrador: No podemos defender a nuestros clientes como sería debido, caen las condenas… y empiezan a caer también, las multas por temeridad, porque además nadie en la organización se responsabiliza de nada y el abogado se queda solo ante el peligro teniendo que defender los asuntos a pelo y con lo puesto. Y la toga sola es muy resultona, pero no hace milagros que eso era en Lourdes.
O no viene en el aplicativo, o no se encuentra, o lo que dice el aplicativo es una trola patatera. La cosa es que nuestros clientes acaban siendo condenados, víctimas del mal uso de las tecnologías, cuando no de la más absoluta incapacidad para manejarse con ellas. Y como los de arriba son en realidad los responsables de esto, miran hacia otro lado mientras la pelota se hace cada vez más gorda y a pagar que total el dinero no es de quien gestiona con salva sea la parte.
Sí a la tecnología, sí a la inteligencia artificial y sí a todos los avances que podamos tener en esta línea, pero cada vez es más evidente que no sabemos utilizar estos recursos adecuadamente y que por esto, se acaban volviendo en contra de quien presume de ser el paradigma de los avances tecnológicos.
Y por supuesto, la administración de justicia no es una excepción en esto. Mientras se presume de inteligencia artificial, Webex sigue siendo un desastre, no pocos funcionarios no saben hacer la “o” con un canuto informático y no hay un solo expediente electrónico completo. Una funcionaria de la Sala del TSJ, me confesaba ayer mismo que no podía enviarme siquiera un correo electrónico y que tienen claro, a día de hoy que por lo menos ellos seguirán con el todo en papel uno o dos años más, digan lo que digan los Reales Decretos, las leyes o quien sea que resulte que manda en esto que igual no hay nadie, porque no lo han puesto en el aplicativo.
Alguien lo tenía que decir.