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Estos días, para algunos por lo menos, son tiempos para la devoción, la emoción, el arrepentimiento, el perdón y sobe todo, la penitencia…Ocurre no obstante que los abogados somos eternos penitentes. Por decirlo de algún modo, estamos de Semana Santa todo el año. Ocurrió esta misma semana, pero podía haber ocurrido cualquier otro día del año. Ciento cincuenta kilómetros de carretera para llegar al Juzgado. Tercer juicio de la mañana, pero quien sea que pone los señalamientos, había tenido la brillante idea de poner, como primer juicio de la jornada, uno de estos (que aún colean por ahí) terribles procedimientos de oficio en los que el demandante es la Tesorería General de la Seguridad Social y los demandados suelen ser unos tropecientos. La cosa iba de falsos autónomos.

Empiezan media hora tarde. Dan las voces para entrar a celebrar y a la mitad de la sala de espera entra en la de vistas…. Unas tres horas y media después y mientras iban entrando en Sala testigos y más testigos, viene el compañero contrario y me exhibe una Diligencia que le acaban de notificar en la oficina judicial por la que se suspende nuestro juicio por una causa más bien peregrina. Voy a secretaria y, efectivamente, me notifican a mi también. Queda claro además que ningún funcionario estaba por la labor de venir a avisarnos. De hecho se lo notificaron al compañero porque fue por allí a ver qué pasaba.

Es evidente que se vieron “pillados” por la clamorosa falta de previsión y se estaban quitando los demás juicios de la mañana de cualquier manera. Nadie sale a dar la cara, nadie da ningún tipo de explicación. Nada de nada.

Otros ciento cincuenta kilómetros para volver al despacho y evidentemente, jornada perdida… y seguramente no tuve que hacer noche, gracias al compañero que tuvo la cortesía de avisarme. Mi único consuelo: el corrillo de colegas que montamos mientras esperábamos, que fue de los mejores de la temporada.

Seguramente los abogados somos uno de los colectivos de pecadores más grandes del mundo, pero a base de episodios como el relatado, creo que vamos redimiendo sobradamente nuestros pecados, así que estos días que ahora vienen he decidido tratar de pasarlo lo mejor posible y dejar la penitencia para el resto del mundo.




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