Entramos en Sala a sabiendas de que SSª nos iba a suspender el juicio. Estaba cantado y así fue. Tras unas palabras que todos entendimos, asumimos con resignación espartana que no tocaba otra que suspender. Y estaba ya por darme la vuelta y abandonar la Sala, cuando SSª hace mención a una impugnación de un recurso de reposición que había presentado días atrás en otro asunto y me agradece el tono de mis alegaciones y la forma con la que hice las mismas. Recordé de inmediato el caso: Se trataba de un recurso de reposición contra una Diligencia de la LAJ efectuado en un tono absolutamente deleznable que terminaba acusando a tal funcionaria de prevaricadora y amenazaba con interponerle una querella criminal.

El motivo de fondo procedía de la negativa del recurrente a suscribir un acta de suspensión del juicio, lo que propició que tuviésemos que estar todas las partes perdiendo una mañana entera mientras la LAJ trataba de convencer al contrario para que firmase el acta, que insisto, no reflejaba más que la suspensión de un juicio que si o si debía suspenderse. La LAJ, finalmente y ya a última hora de la mañana, decidió levantar el acta unilateralmente, haciendo uso de sus facultades dando fe de lo ocurrido y acordando directamente la suspensión del juicio.

Cuando vi el recurso de reposición formulado por el contrario y particularmente el tono del mismo, no pude reprimir hacer las alegaciones que evidentemente merecía el caso y añadir un otrosi del siguiente tenor: “….A la vista de las inadecuadas e impertinentes manifestaciones realizadas por la adversa, el letrado firmante del presente escrito, no puede más que sentir vergüenza ajena y manifestar que la considerable espera que tuvimos que soportar el pasado día …….., también fue soportada por el suscribiente quien tras lo ocurrido, no puede más que suscribir la, en todo momento correcta y ejemplar actuación del Juzgado, habida cuenta de que la espera se produjo por causa de la irracional postura de la adversa mantenida a lo largo de toda la mañana, forzando al Juzgado a tener que actuar como lo hizo a través de la impecable Diligencia que trae causa….”.

Agradezco, valoro y aprecio en mucho el agradecimiento de SSª, pero honestamente pienso que es lo menos que podía hacer. Es perfectamente posible defender las posturas de cada parte sin caer en el exabrupto y en la descalificación personal.