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INTRODUCCIÓN

Alrededor de 20.000 personas, según el Ayuntamiento de Bilbao, se han manifestado este sábado  pasado en Bilbao para pedir la libertad de los presos de ETA. Los hemos traído a las cárceles vascas para que vayan saliendo una vez les sea aplicada una legislación de carácter ordinario. Queremos ser la llave de la solución y esa llave la tienen que tener las instituciones vascas y la judicatura vasca.

La pena de privación de libertad debería ser la última ratio a la que acudir tras la comisión de un delito, en este caso no somos abolicionistas pero si minimalistas, por eso, estamos de acuerdo en que no se puede tener a las personas permanentemente en prisión. Asimismo, no es correlativo el pasar muchos años privados de libertad con la idea de mejor reinserción. Sin duda, la justicia tradicional lo que hace es aumentar los ciclos de violencia, ya que, frente al daño causado por el delito, la justicia reacciona ocasionando más daño no solo a los directamente responsables sino también a sus allegados.

Por eso en principio, estaríamos de acuerdo con la idea de que puedan salir de prisión los presos de ETA. Continua la noticia señalando Sare que su objetivo es "cerrar el ciclo de las violencias, con una pacificación real, que dé paso a la convivencia y la resolución", implantar "una cultura de los derechos humanos y de paz". "Eso sería una auténtica garantía de no repetición", dice el texto. Es a partir de las siguientes apreciaciones de los manifestantes cuando diferimos de su opinión o más bien creemos que las cosas en contextos de macro delitos en los que hay una pluralidad de victimas no es tan fácil. Echamos en falta verdaderas políticas restaurativas que contribuyan a como dicen una verdadera pacificación.

VERDADERA JUSTICIA RESTAURATIVA EN CONTEXTOS DE DELITOS COMO EL TERRORISMO

Cuando se trata de delitos en los que hay un gran número de víctimas igual que ocurre en los crímenes internacionales es necesario pensar en las víctimas porque para cerrar la violencia deben haber sido ayudadas, escuchadas y atendidas sus necesidades.

Y es en este caso donde se está fallando porque sería necesario unas buenas políticas restaurativas y transicionales que aseguren que todas las víctimas (tanto del estado como de la banda ETA) sean escuchadas. Nos han vendido lo bonito de ciertos encuentros a nivel interpersonal entre victimas y victimarios, que a buen seguro a sus protagonistas les han debido servir para reflexionar sobre el daño causado y a las víctimas para sanar…pero y ¿las demás víctimas? ¿Cómo abordar una sanación a nivel grupal? ¿Cómo ayudar a las personas ofensoras a entender el impacto de sus acciones?

Todavía en nuestro país no se ha entendido que cuando los delitos han afectado a una pluralidad de personas, los casos singulares exitosos no pueden servir para imponer pasar página a las demás víctimas que por lo que fuere no han tenido la oportunidad de ser escuchadas.

La noticia habla de las víctimas y dicen "Les debemos respeto, apoyo, reconocimiento, reparación y solidaridad en su sufrimiento. Les queremos decir, que en el proceso de reconstrucción de la convivencia, también ellas, son claves para alcanzar una paz sólida". Pues bien para que esto pueda darse lo primero que hay que hacer es no pensar por las víctimas, no imponer un cierre a lo sucedido durante años sin antes haberlas preguntado a todas y cada una de ellas qué necesitarían para sentirse reparadas, respetadas y al menos compensadas en su dolor. Para pasar página antes hay que leer el último párrafo y esto es lo que aun no se ha entendido.

La mayoría de las víctimas de crímenes masivos tienen una serie de necesidades que se repiten como una constante en esta idea de buscar la verdad. En general, las víctimas necesitan sentir que una persona se hace responsable de su dolor, buscan información. Y esta seria su reparación que las personas cuenten lo que saben sobre sus atentados. Esta información lejos de quererse para buscar venganza se necesita para poder empezar a cerrar heridas. Y esto constituiría a su vez una garantía de no repetición.

Por tanto, más allá de encuentros personales que buscan sanación a título singular,  se necesitan mecanismos restaurativos y transicionales que proporcionen fórmulas en los que los y las responsables colaboren para dar información sobre los casos no resueltos y así atender las necesidades de muchas de las víctimas. Mecanismos de responsabilización global para buscar una sanación global.  Los encuentros víctima-ofensor pueden resultar muy productivos en estos casos pero también ponen presión en las víctimas “no tan buenas” que no quieren ese encuentro con su agresor directo o subrogado pero si les gustaría para poder continuar con su vida, información o respuestas sobre su caso. No hay victimas buenas y malas sino victimas con distintas necesidades y si verdaderamente como dicen en la noticia buscan pacificar la sociedad se necesitan programas (no un taller de 10 sesiones uniforme que es lo que exporta Instituciones penitenciarias para toda clase de delitos graves, leves, condenados a medidas alternativas, o delitos de terrorismo) que trabajen con víctimas, personas ofensoras y comunidad, primero por separado y quizá en un momento posterior, se puedan reunir todos  para así reparar, y volver a construir comunidad.  Hasta ahora se ha pensado que la justicia restaurativa debía ser rápida unas pocas charlas y listo así cumplimos el trámite, pero no es lo mismo un delito que otro ni unas víctimas que otras.  Un ejemplo de que hasta ahora no se ha hecho bien, es el documental “no me llames Ternera”, si se hubiera realizado una buena intervención restaurativa, antes del documental se hubiera preparado a este señor y no se habría permitido que saliera en el documental intentando defenderse de las preguntas reproche del periodista.

 La justicia restaurativa acompaña a las personas ofensoras para que entiendan el daño ocasionado sin “peros” ni “justificaciones” y para lograrlo no se les sermonea, no se les juzga sino que se les acompaña en el proceso de reflexión sobre si hubiera habido otra forma diferente de actuar que no causara daños. Y se acompaña a las victimas siempre preguntando su historia y sobre todo qué necesitarían para sentirse compensadas en su dolor, por supuesto que cuando hay una pluralidad de victimas no todas van a sentirse totalmente satisfechas pero al menos si se debe dar voz a todas ellas,  en una verdadera muestra de respeto.

Y para todo esto se necesita tiempo, muchos países han entendido que solo con este enfoque restaurativo y transicional se ofrece una verdadera reparación a la víctima a través de la información, reparación, y garantías de no repetición pero parece que en nuestro país pensamos que todo tiene que ser rápido. Si cerramos rápido corremos el riesgo de hacerlo en falso y vamos a generar una falsa convivencia que puede arrastrar deseos de venganza reprimidos. Hay más formas de hacer justicia restaurativa que un encuentro victima-ofensor y sobre todo hay un enfoque restaurativo que debiera adoptarse para cumplir con lo básico de la justicia restaurativa: construir comunidad cuando no la hay, repararla cuando existe esta comunidad y fortalecerla. No es utopia como efectivamente dice la noticia y con la que estamos de acuerdo ya que para nosotros la justicia restaurativa es una utopia realista. Sin embargo, para que esto se dé, se necesitaría buenas políticas restaurativas realizadas por personas que conocen cómo hacerlo y no operadores jurídicos, políticos, teóricos-todólogos o iluminados que no saben qué es justicia restaurativa pero se han subido al carro de esta justicia porque esta de moda.  Y un ejemplo de esto es precisamente la queja de los manifestantes sobre los y las jueces de la Audiencia.

CUANDO NO SE EXPLICA QUE ES JUSTICIA RESTAURATIVA APARECEN ERRORES QUE AFECTAN DIRECTAMENTE A LOS QUE DEBERÍAN BENEFICIARSE DE ELLA

La noticia transmite malestar con los y las jueces de la Audiencia Nacional y llegan a decir que solo se debe resolver por jueces y administración vasca. En este caso, vemos claramente un error puesto que hay que recordar que los delitos de ETA se han extendido en todo el territorio español y no solo han afectado al País Vasco pero además las víctimas tampoco son exclusivas del País Vasco. No se puede pensar que para pacificar a la sociedad solo importan víctimas vascas porque no estarían cumpliendo lo que los organizadores estaban diciendo sobre que muestran solidaridad con las víctimas y su respeto. No hay víctimas de primera y segunda, dependiendo del lugar donde residan. El problema que manifiestan sobre los jueces en España radica directamente en las malas políticas restaurativas que se han realizado tanto desde la administración estatal como la autonómica. Si se hubiera entendido lo que es la justicia restaurativa no se tendría este problema ahora. Y para ilustrar lo que estamos diciendo vamos a poner un ejemplo real, vimos hace un par de años como a un preso de ETA se le denegaba un permiso simplemente porque según el juez no había pedido perdón a sus víctimas.

 Es tal el despropósito que al propio privado de libertad le resultaba ofensivo este requisito porque pedir perdón es facilísimo. Se puede pedir perdón sin sentirlo y porque para que el perdón sea sincero se tiene que entender el contexto de la historia, el contexto de las personas a las que has dañado. Es más ni siquiera este juez sabía si las víctimas verdaderamente necesitaban que les pidieran perdón. Se ha transmitido que la justicia restaurativa tiene como objetivo pedir perdón y esto ha llegado a los y las jueces creando situaciones inimaginables como la que acabamos de contar.

La justicia restaurativa no tiene como objetivo pedir perdón ni mucho menos perdonar (estaríamos poniendo presión en la víctima para que lo hagan  e insistimos no hay víctimas buenas o malas porque decidan perdonar o no). Si acaso el perdón pudiera ser una consecuencia beneficiosa del proceso restaurativo. La justicia restaurativa trata de generar espacios que empoderen a las víctimas, las escuchen y las ofrezcan espacios para sentirse respetadas. Además trata de ayudar a la persona ofensora a entender el impacto de sus acciones, y que escuchar a las víctimas para buscar como mitigar el dolor es hacer lo correcto no un castigo. Pero  también los acompaña para encontrar una concepción de ellos y ellas mismas más allá de los delitos cometidos.

Por tanto, no se trata de que los operadores jurídicos no entiendan la situación de los presos de ETA ni lo que sucede en el País Vasco ya que todos y todas hemos vivido los atentados de ETA no solo en el País Vasco. El problema radica en que se ha hablado tanto de la justicia restaurativa, especialmente en delitos de terrorismo pero de forma parcial y sesgadas que se han equivocado conceptos y está repercutiendo directamente a los que debiera ayudar a víctimas y/o presos de ETA.

CONCLUSIONES

La principal conclusión sería que hay que buscar programas individuales de justicia restaurativa (primero sabiendo lo que son estos programas individuales ) que trabajen con todos los afectados para posteriormente buscar formulas de encuentros que generen espacios de escucha y compromisos entre víctimas, personas ofensoras y comunidad. Para esto habría que aplicar la justicia restaurativa como movimiento social. No se debe buscar un cierre rápido ni imponer una sanación exprés a las víctimas porque cada persona es diferente y cada víctima necesitará su tiempo. Escuchando a las victimas (todas) veremos cuáles son sus principales necesidades como por ejemplo la información sobre lo que sucedió y así comprenderemos que todavía queda que los verdaderos responsables cuenten todo lo que saben. Y para que todo esto no sea una utopia sino una utopia realista se necesitan personas que verdaderamente estén familiarizadas con la justicia restaurativa y no se prohíba hacer justicia restaurativa en este contexto a determinadas entidades en favor de otras (esto ha pasado y sigue pasando y simplemente sucede porque se piensa más en temas políticos que en una verdadera reconstrucción y pacificación de la sociedad)

Y sobre todo lo más importante seria dejar de politizar y judicializar la justicia restaurativa, esta justicia es la justicia de la comunidad no de los operadores jurídicos, políticos, catedráticos etc. La justicia restaurativa nos empodera como comunidad necesitamos políticas publicas restaurativas pero que no se burocraticen o se “ensucien” con una visión política y utilitarista.

 

 




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