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  • Seis meses después de la nueva regulación del texto refundido de la Ley Concursal, el balance de medidas como los planes de reestructuración o la segunda oportunidad arroja luces y sombras dentro del tejido empresarial. 
  • Jorge Fernández, abogado y socio de Círculo Legal Barcelona, asegura que “aún tendrá que pasar un tiempo hasta que en España se asimile que las crisis son parte de la trayectoria empresarial, algo que favorece el aprendizaje gracias a los errores cometidos y abre nuevas posibilidades de emprendimiento”.

A finales de marzo se cumplió medio año desde la entrada en vigor de la nueva Ley Concursal. Entre las novedades que trajo consigo esta nueva regulación se encontraba la articulación de mecanismos de actuación que pudieran servir para evitar llegar a una situación donde el empresario no tuviera más salida que la liquidación.

Jorge Fernández, abogado y socio de Círculo Legal Barcelona, indica que “la reforma ayuda a restar dramatismo al fracaso”, añadiendo que “hasta ahora, las salidas eran muy limitadas, así que la caída era tan traumática que quitaba las ganas de volver a intentarlo. Para el experto, “aún tendrá que pasar un tiempo hasta que se asimile que las crisis son parte de la trayectoria empresarial, algo que favorece el aprendizaje gracias a los errores cometidos y abre nuevas posibilidades de emprendimiento”.

Mirar hacia el futuro

Los planes de reestructuración son la clave de la nueva Ley Concursal porque “tratan de paliar lo que ocurría con mucha frecuencia: llegar tarde”, revela Fernández. Esta alternativa sirve para “dar continuidad a las empresas con el acompañamiento de los acreedores, sin perder el control de las decisiones y negociando con tranquilidad”.
 
No obstante, el abogado puntualiza que estos planes están siendo utilizados por “empresas con una importante facturación que pueden salir mejor paradas, mientras que las microempresas deben acudir a un sistema específico de continuidad mucho más controlado con independencia de si tienen margen de maniobra para continuar operando o no”.

En cuanto a la segunda oportunidad, Fernández destaca este método es “una gran opción para volver a emprender sin el lastre de las deudas, pero critica que no sea posible la exoneración del total importe del crédito público, limitada únicamente a 10.000,00 euros para la A.E.A.T y la T.G.S.   S, convirtiéndolo en “un mecanismo inútil para el fin que persigue, puesto que el descubierto de muchos autónomos con la Agencia Tributaria y la Tesorería General de la Seguridad Social suele ser importante”.

Tareas pendientes

Uno de los aspectos más reprochables de la nueva Ley Concursal es que la agilidad de todo este catálogo de mecanismos preconcursales está comprometida a la existencia de recursos suficientes en los juzgados“Sin personal suficiente, la reforma caerá en saco roto”, advierte Fernández.

Otros matices por parte del letrado del despacho de Círculo Legal Barcelona tienen que ver con las mayorías para aprobar los planes de reestructuración, que “quizá no deberían ser tan cualificadas” y la obligación de continuar con la actividad dos años al recurrir al prepack concursal: “Si la empresa no es viable, esta imposición no tiene sentido”, aclara.




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