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Bruselas/Madrid, 8 dic (EFE).- Los países de la Unión Europea (UE) eligieron este viernes a la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos española, Nadia Calviño, para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) a partir del 1 de enero de 2024 en sustitución del alemán Werner Hoyer.

La decisión, adoptada por los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete durante una reunión en Bruselas, aún debe ser confirmada formalmente en los próximos días por el consejo de administración y el consejo de gobernadores del BEI, cuyos miembros son los propios ministros.

"El apoyo de los ministros de Finanzas a nuestra candidatura es una muy buena noticia. Es la primera vez que España va a liderar el BEI, una institución fundamental para la economía europea", destacó Calviño en declaraciones a la prensa tras su elección.

"Este nombramiento confirma el aprecio, respeto y liderazgo de España en el ámbito europeo e internacional que hemos logrado con el duro e intenso trabajo de estos últimos años", añadió la española, que se convertirá en la primera mujer al frente del BEI en sus setenta años de vida de confirmarse su nominación.

Calviño se ha impuesto en la carrera por presidir el banco público de la UE a la vicepresidenta de la Comisión Europea Margrethe Vestager, que dejó el puesto temporalmente para participar en este proceso de selección; al exministro de Finanzas italiano Daniele Franco; y a dos de los actuales vicepresidentes del BEI, la polaca Teresa Czerwińska y el sueco Thomas Östros.

De confirmarse el nombramiento, Calviño presidirá la institución por un mandato de seis años renovable y tendrá una remuneración idéntica a la de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que asciende a unos 370.000 euros al año.

De Europa a Europa pasando por Madrid

La elección del Calviño le permitirá volver a las instituciones comunitarias y a su perfil de tecnócrata, que cultivó durante toda su trayectoria tanto en Madrid como Bruselas antes de ser nombrada en 2018 vicepresidenta en el gobierno de Pedro Sánchez.

En el Ministerio de Economía ha afrontado una crisis económica sin precedentes provocada por la pandemia e la covid 19, y otra energética derivada de la invasión de Ucrania, además de coordinar el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, del que ya se han recibido más de 37.000 millones de euros en fondos europeos.

Una labor reconocida incluso por aquellos integrantes del PSOE que miraron con recelo su llegada al Ejecutivo de Pedro Sánchez desde Bruselas y saludada desde sectores económicos.

El presidente del Gobierno español ha celebrado este viernes la designación de Calviño, porque "refuerza la presencia y la influencia de España en los organismos internacionales" y supone un reconocimiento a su "extraordinaria trayectoria, rigor y liderazgo de la política económica de nuestro país".

El PP también ha felicitado a Nadia Calviño, quien desde este partido "contará con más apoyo que el que seguramente obtenga de sus socios de Gobierno", aunque en un comunicado ha lamentado que "no haya contribuido" al crecimiento económico de España.

Difícil ha sido la relación de Calviño con el socio de Gobierno (primero Unidas Podemos y ahora Sumar), en particular con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con quien ha tenido sonados desencuentros respecto a la subida del salario mínimo, el alcance de la reforma laboral, la entrada de capital saudí en Telefónica o, la última, la reforma del subsidio de desempleo.

Pese a todo, Yolanda Díaz ha dado la enhorabuena a Calviño porque el BEI, según sus palabras, "es una institución fundamental para seguir impulsando el desarrollo económico y social y la transición ecológica".

Los desacuerdos no han impedido que Calviño defienda con la misma vehemencia que Díaz la reforma laboral a la que ambas atribuyen el dinamismo del mercado de trabajo en un contexto de desaceleración económica.

Los empresarios la buscaron como aliada durante la negociación de la reforma laboral, pero pusieron distancia cuando el Gobierno apostó por aplicar gravámenes adicionales a la banca y las grandes energéticas.

Nunca ha ocultado su ambición por dar el salto de la política doméstica a la internacional, como cuando en 2019 España presentó su candidatura a directora gerente del Fondo Monetario Internacional, aunque la retiró en aras de conseguir un candidato europeo de consenso.

A mediados de 2020 estuvo cerca de hacerse con la presidencia del Eurogrupo, pero finalmente la perdió pese a contar con el apoyo del eje francoalemán.

Ahora ha conseguido el consenso de los países de la UE para presidir el BEI.

El brazo financiero de la UE

Creado en 1958 y con sede en Luxemburgo, la misión del BEI es proporcionar préstamos y avales a proyectos que impulsen el desarrollo de las regiones europeas, la modernización o reconversión de empresas, la generación de nuevas actividades y proyectos de interés común para varios Estados y, cada vez más, en el exterior.

Aunque inicialmente surgió para impulsar la cohesión en Europa, en los últimos años ha ido ganando competencias: desde movilizar financiación a empresas tras la crisis de 2008, hasta financiar la lucha contra el cambio climático, pasando por el respaldo al desarrollo de vacunas durante la pandemia o la canalización del apoyo a Ucrania por la guerra.

En 2022 firmó acuerdos de financiación por 65.150 millones de euros y actualmente roza los 230.000 millones de euros en acuerdos con España (cerca de un 20 % del PIB) desde los primeros préstamos para empresas españolas en 1981. 




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