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Que traducido al castellano moderno significa que cuando las cosas se hacen mal no es porque no sepan hacerlas o busquen un resultado adverso, no, sino porque los de antes también lo hacían así de mal…

Creía que tras las crisis económicas y de valores, los responsables de las AA. PP habían captado el mensaje de la ciudadanía y llevarían por bandera, altos niveles de ejemplaridad, pero si no exigimos responsabilidades personales, penales y patrimoniales, seremos los ciudadanos quienes sufraguemos los excesos de nuestros rectores públicos. Como decíamos ayer…

Decía García Márquez que nunca querría tener que reprocharse no haber dicho lo que sentía y no haber hecho lo que pensaba. Enormes palabras de mi héroe literario personal que han sido reproducidas recientemente por mí también admirado, juez-magistrado de lo contencioso-administrativo, José Ramón Chaves, al que impunemente han sometido a un vil latrocinio que espero que, antes que después, encuentre la luz de la razón y de la verdad justa, esa que le niega su gremio y la mass media de la profesión. Sin embargo, es muy esperanzador seguir leyéndole, sabiendo que sigue teniendo la misma fe en la Justicia, la que tanto impartió e imparte y que ahora se le niega.

No les voy a hablar de cualquier empresario sino del peor de todos, el menos preparado, porque no nació para ser empresario, el que menos alma y corazón tiene, la Administración Pública.

Es triste otear la quietud de las AA.PP, ataviadas de averroístas que creen tener un alma eterna pero… ete aquí vuestro gozo en un pozo, porque ya lo dijo Boecio, los muertos no resucitan.

Curiosamente, en un país como el nuestro, que va de crisis en crisis, el mayor empleador es la administración pública. Las AA. PP no tenían que ser empleadoras porque en su seno solo debía de haber un tipo de personal, el funcionario. Sin embargo, el tiempo, las necesidades y la legislación de función pública, y por qué no decirlo, la jurisprudencia, han ocasionado que sean varias las categorías de empleados públicos.

Están los funcionarios de carrera y los interinos, ninguna de estas dos figuras trabaja para la administración, sino que son la propia administración. De hecho, no son contratados, sino que son nombrados. Y en el caso de los primeros, ni siquiera cobran desempleo en el hipotético caso de que fueran separados del servicio, rara avis.

Después y como producto del aumento de competencias y la falta de personal funcionario, surgió la masiva contratación del personal laboral. No confundir al personal laboral de las AA. PP institucionales o territoriales con trabajadores de la Administración paralela o instrumental, porque no son la misma cosa ni adquirieron tal condición por los mismos sistemas de selección. Trabajadores empleados públicos, iguales que los anteriores, que han pasado los mismos procesos selectivos o incluso, en algunos casos, más duros que los primeros y que, en este caso, sí tienen una empleadora, la propia AP.

Muchos de los que campean por los suelos públicos siguen desconociendo que el artículo 8 del EBEP contempla las clases de personal que existen en las AA. PP…Si yo tengo que impartir docencia a mis alumnos, no solo tengo que saber más que ellos, sino que debo procurar saber más que nadie en el mundo. Eso creo que se llama responsabilidad y amor propio.

Pero la miel no estaba hecha para la boca del asno o lo que es lo mismo, la AP no se había formado en Derecho Laboral y no ha sido difícil llenar los juzgados de lo social de toda España con demandas laborales justas frente a actuaciones ignorantes e intolerantes o que simplemente eran producto de la irresponsabilidad de quienes debiendo saber no hicieron nada por ello… ¿y para qué, si les sale gratis? Años y años de espera, miles de euros gastados, que no se tienen, y un aprovechamiento indecente de nuestro ya deteriorado sistema judicial.

Desde la concepción más Weberiana, la experiencia tiende a demostrar que el tipo de organización administrativa puramente burocrático, desde un punto de vista técnico, es capaz de lograr el grado más alto de eficacia. Eso los perpetúa en sus cargos.

Ya les advertía que hoy iba a tocar los palos de Gabo y de J.R. Chaves. Es lo que tiene tener alma y corazón o sentirse humano.

Tengo un gran amigo que dice que solo me tiene a mí, lo que no sabe es que sé que es mentira, pero lo dejo que se crea que me engaña…Hace unos días se acercó, me miró y ya lo supe, algo raro le pasaba. Cuestión de minutos y me soltó.: ¡Me siento un poco Quijote! Yo entendí carajote y el asintió, ¡eso también!

Había ido al despacho de su jefe y le pidió un permiso para quedarse con su hijo, menor de edad, que se queda solo, éste le dice que no tiene derecho y él le pregunta que por qué y le responde que porque lo dice la ley…Uno, que tiene muchos defectos pero que uno de ellos no es la quietud, le aconseja que son varias ocurrencias o serendipias en una. Primero, porque uno de los supuestos del art.37.3 del estatuto de los trabajadores es el deber inexcusable de carácter público o personal, que además viene matizado y mejorado por el convenio de aplicación. Dos, que al estar incluido en el apartado tercero del artículo 37 no necesita de la aquiescencia del empleador, ni debe solicitarlo a nadie, tan solo preavisarlo y posteriormente, justificarlo. Estos permisos ya están concedidos por el legislador sin necesidad de que ningún leguleyo los interprete. Y tres, que el primero que se va a cuidar de su hijo, día sí y día también, es el mismo jefe…mala praxis o ejemplo ¿verdad?

Se da el caso de que este leguleyo es funcionario del grupo A y licenciado en derecho. Pero es que además hay algo que está por encima incluso del Derecho y del sentido común, la ley natural. Entre quedarse a mirar la cara de “imbécil” que tiene el jefe o ir a proteger la salud y seguridad de un menor que está a su cargo, existe la misma diferencia que entre el que es honrado o es un descuidero.

Es igual, uno, que lleva más de 35 años en la AP, ha visto de todo por las calles de lo público. Permítanme la grosería a modo de chiste (uno y no más): “A este mismo jefe lo escuchamos un día diciendo a otro de su tropa que el logopeda le había recomendado leer “Las Tierras de Pilar” de Kete Follen.” …y así nos va.

Mi amigo podría ser cualquiera de vosotros. No sabéis la ilusión que me hace sentarme en una mesa de negociación y que el asesor de la AP me mire y entienda mi lenguaje, es como cuando estás en Laponia, solo, muerto de frío y de hambre y te encuentras a uno que habla español, pues lo mismo.

Quizá esté exagerando y siendo un tanto injusto, igual ves a uno y te cansa tanto que ves a muchos, pero, es tan desesperante…

La AP es un lagar público lleno de molinos de viento gigantes, que se mueven y no saben por qué lo hacen, les preguntas y se encogen de hombros. Un vergel sin regar donde si las cosas se hacen mal, no se sabe por qué, pero los que vienen detrás siguen haciéndolas mal.

¿Por qué los humanos, igual que los monos, seguimos las reglas por muy imbéciles que éstas sean?

Dentro de una sala se colocan 5 monos sanos y, en el centro del habitáculo, una escalera con plátanos en su parte más alta. Como es previsible, los monos no tardan en empezar a subir por la escalera para poder alcanzar la comida. Sin embargo, su plan se ve interrumpido cada vez por una desagradable sorpresa: en cada ocasión en la que un mono trepa por los escalones, los investigadores rocían al resto de primates con agua fría. Esto hace que cada intento de acceder a los plátanos se transforme en una reprimenda mayúscula de los monos hacia el individuo que lo intenta: gritos, golpes, mordiscos... todo vale para hacer que nadie más tenga una ocurrencia similar. Estas prácticas eran bastante eficaces: después de un tiempo, ningún mono intentaba coger los plátanos, a pesar de la tentación de comerlos. Pero lo interesante del ejemplo llega después. los investigadores sacan a un mono de la jaula y meten a otro en su lugar. Este "novato" ve los plátanos encima de la escalera y, como no se ha podido poner al corriente de lo que les pasa a los que intentan hacer algo sí, recibe los golpes y los gritos de los demás: el miedo al agua helada sigue estando presente. Este mono no entiende el porqué de este castigo, ya que no ha llegado a presenciar cómo cae el agua fría, pero después de unos intentos concluye, simplemente, que intentar alcanzar los plátanos no es una buena idea.

Una vez hecho esto, los investigadores sustituyen a otro de los monos por uno nuevo. Este recién llegado hace lo mismo que el primero al ver los plátanos y la escalera, y la respuesta del resto es la misma: el castigo. Sin embargo, en esta ocasión el primer mono novato también participa en la reprimenda. A partir de ese punto, los investigadores van sustituyendo todos los monos hasta que ninguno de los 5 monos que permanecen en la jaula han llegado a presenciar la caída del agua helada. Cuando alguien intenta trepar por la escalera, estos animales siguen reaccionando con la misma violencia que los cinco monos del principio.

Todo un ejemplo de obediencia ciega hacia las normas por parte de un grupo.

Los primeros cinco monos tenían unos fundamentos objetivos para no querer que nadie subiera por la escalera: cada vez que lo hacían, eran castigados. Sin embargo, los otros monos obedecían a las normas sin tener motivos para ello. Y no solo las obedecían, sino que las perpetuaban a través de su comportamiento. La norma de la prohibición de subir por la escalera, a pesar de su absurdez, había llegado a formar parte de sus vidas, hasta el punto en el que invertían tiempo y esfuerzo en hacer que siguiese existiendo.

Lo mismo veo cada día, administradores públicos, cuyas serendipias nos cuestan el tiempo y el dinero y que siguen haciendo como los monos novatos, sin saber por qué y cuando les preguntas se encogen de hombros…

Tan solo tienes que sentirte Quijote en un mundo de Molinos de Viento.

Un abrazo, a ti que sabes quién eres, y que subiste por la escalera a por los plátanos y te dieron hasta en el carné…, que yo lo sé…

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Comentarios

  1. Fermín

    Gracias, Manolo, por leerme, un fuerte abrazo.

  2. Manuel Carta Galvan

    Una vez más reflejas la verdad de la AP y como nos sentimos algunos ante éste dinosaurio inamovible que traga y tritura todo lo que se acerca y de difícil solución. Magnífico artículo.

  3. Fermin

    Gracias a ti por leerme, David. Un abrazo

  4. David Moncada Toscano

    Es un gusto leer este artículo de alguien que lo ha escuchado orar tantas veces. De algún modo refleja en esencia algo que parece obvio pero que pocos son capaces de explicar de forma tan divertida aunque triste al mismo tiempo. La escalera es el mejor ejemplo que podía haber elegido. Un abrazo y espero ansioso más de estos.

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