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El 18,99% del total de empresas creadas en España en 2022 correspondió a Cataluña y el 23,21% a la Comunidad de Madrid. Por otro lado, el saldo neto (salidas de empresas de la comunidad y llegadas al territorio) de Madrid fue superior, con más entradas que salidas (191).

“La fiscalidad es el factor que más retrae a las empresas que valoran instalarse en Cataluña”, advierte Jorge Fernández, socio y abogado del despacho Círculo Legal Barcelona, añadiendo que “hay que encontrar soluciones para armonizar recaudación e impuestos”.

Cataluña pierde empuje frente a la Comunidad de Madrid a la hora de enriquecer su tejido empresarial. Ya en el total de 2022, la Estadística de Sociedades Mercantiles del INE otorgaba el segundo puesto a Cataluña con el 19,2% del total de empresas creadas a lo largo del año frente al 23% acumulado en la región madrileña. Aunque en el pasado mes de enero se empezó con buen pie, con un reparto del 19,7% para Cataluña y del 21,6% para Madrid, la brecha sigue siendo significativa, también en volumen de capital suscrito.

Por otro lado, según recogen las estadísticas del Colegio de Registradores correspondientes al año 2022, el saldo neto (salidas de empresas de la comunidad y llegadas al territorio) de Madrid fue superior, registrando así más entradas que salidas (191), mientras que Cataluña perdió, en saldo neto,  181 empresas.

El procés y la falta de la seguridad jurídica ya no pueden servir de motivo para justificar la pérdida de tono del tejido empresarial catalán, indica Jorge Fernández, socio y abogado de Círculo Legal Barcelona, que señala al marco impositivo: La fiscalidad es el factor que más retrae a las empresas que valoran instalarse en Cataluña.

Pérdida de competitividad

La carga fiscal que suponen impuestos como el de la renta, patrimonio, sucesiones, transmisiones, etc. en Cataluña hace que los empresarios den un paso atrás a favor de la Comunidad de Madrid. Los directivos no dejan de ser personas físicas que establecen el domicilio social de sus empresas en los lugares donde hay un trato fiscal más beneficioso, tanto para el negocio en sí como para los preceptores de los posibles dividendos”, apunta Fernández.

El abogado hace referencia al índice autonómico de competitividad fiscal de 2022, publicado por la Fundación para el Avance de la Libertad y la Tax Foundation. Este ranking coloca en la primera posición a la región madrileña y a Cataluña en el último lugar.

Madrid no solo está por delante de Cataluña por una cuestión de capitalidad, sino porque su escasa presión fiscal capta el interés del inversor, mientras que, en Cataluña, además de unos gravámenes más altos, hay toda una serie de tributos propios que desalientan a los empresarios, confiesa Fernández.

Buscar el equilibrio

¿Es posible reducir o eliminar impuestos y, al mismo tiempo, recaudar más? Fernández estima que sí, y al ejemplo de Madrid se remite: “Esta autonomía está logrando conjugar una tributación atractiva con un flujo creciente en las arcas públicas, ya que los impuestos son menores, pero a cambio hay más sujetos pasivos de los mismos”.

El experto insiste en que la misión es compleja, pero en Cataluña “hay que encontrar soluciones para armonizar recaudación e impuestos, dado que esta es la clave para que la región catalana gane en dinamismo empresarial”.




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