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Barcelona, 7 feb (EFE).- El futbolista Dani Alves ha insistido en que mantuvo relaciones sexuales consentidas con la joven que lo denunció por violación, por lo que pide ser absuelto, aunque se abre a una pena alternativa de un año de cárcel, que ya habría cumplido, por un delito de agresión sexual con atenuantes.

En la sección 21 de la Audiencia de Barcelona ha quedado este miércoles visto para sentencia el juicio por agresión sexual contra el exjugador del FC Barcelona, para quien la Fiscalía pide nueve años de cárcel, y doce la acusación particular, acusado de violar a una joven en un baño de la discoteca Sutton de la capital catalana la noche del 30 de diciembre de 2022.

Alves, que a lo largo de la investigación del caso ha dado hasta cuatro versiones distintas de lo sucedido en Sutton, se ha ceñido en su declaración de hoy a la última que mantuvo ante la jueza instructora, en la que insiste en que las relaciones con la denunciante fueron consentidas y de mutuo acuerdo, sin que la chica le dijera nunca que parara.

En un interrogatorio en el que ha roto a llorar en más de una ocasión, el futbolista, que solo ha respondido a su defensa, ha recalcado que tanto él como la joven sintieron "atracción" cuando se conocieron en Sutton y quisieron tener sexo en el baño, por lo que cuando días después supo por la prensa que se le acusaba de agresión sexual se le "vino el mundo encima".

A preguntas de su abogada, Inés Guardiola, el acusado ha señalado que su relato de hoy es el mismo que ha mantenido durante la instrucción del caso y solo ha reconocido que la primera vez que declaró ante la jueza instructora omitió algunos detalles, para que su mujer lo perdonara.

Tras su declaración, la defensa ha planteado como alternativa a la absolución una pena subsidiaria de un año de cárcel por un delito de agresión sexual, resultado de aplicar la eximente incompleta de embriaguez, así como las atenuantes de reparación del daño y vulneración de derechos fundamentales por la supuesta parcialidad del proceso judicial.

El juicio ha quedado visto para sentencia no sin antes una breve "vistilla" en la que la defensa del futbolista ha vuelto a reclamar su puesta en libertad inmediata, petición que la justicia ha rechazado ya en tres ocasiones en el último año y que la sala resolverá en los próximos días, antes de dictar sentencia.

El cruce de alegaciones entre acusaciones y defensa, que mantienen versiones opuestas sobre lo ocurrido en el baño de Sutton, ha marcado la recta final del juicio contra Dani Alves, en una sesión en la que ha sobrevolado el debate abierto por la ley del "solo sí es sí" y los cambios sociales en los últimos años en materia de libertad sexual.

La fiscal Elisabeth Jiménez ha insistido en que la denunciante, pese a estar "devastada", ha hecho un "esfuerzo terrible" para explicar lo ocurrido y dejar claro que ya desde "primer momento dijo que quería salir de ahí". "Fue muy valiente a lo largo del procedimiento, es una mujer muy fuerte", ha destacado.

Si la chica quiso besar a Alves y posteriormente, en algún momento dijo "hasta aquí", es "hasta aquí", ha exclamado la fiscal, que ha denunciado que al futbolista le dieron igual las "súplicas" de la chica y la violó con violencia.

También Ester García, abogada de la acusación particular, ha rebatido la estrategia de la defensa, centrada en minar la credibilidad de la víctima con el argumento de que antes de entrar al baño estuvo coqueteando con Alves, en un alegato en el que ha invocado la ley del "solo sí es sí", centrada en el consentimiento como eje de los delitos de agresión sexual.

"Me da igual que mi representante perreara, cuando entró en el baño dijo que no. Y no es no", ha argumentado la letrada, que ha recordado que ya no es necesaria una "violencia inusitada" ni acreditar la resistencia de la víctima para dar por probada una agresión sexual: "ya no estamos en ese debate".

Por su parte, la abogada de Alves, Inés Guardiola, ha dedicado sus informes finales a tratar de desacreditar el relato de la víctima y sus dos amigas, para lo que se ha remitido a las grabaciones de los momentos previos a que el futbolista y la denunciante entraran en el baño.

En ese sentido, tras precisar que no es su intención juzgar a la denunciante, Guardiola ha emplazado al tribunal a analizar el comportamiento que tuvo antes de entrar en el baño, porque del mismo "Alves solo pudo inferir que había prestado su consentimiento (...) No claudiquen ante la presión social y mediática, ha agregado".

En la última sesión del juicio han comparecido hoy también dos psicólogas designadas por la defensa de Alves para acreditar que la noche de Sutton iba ebrio, aunque han sostenido que el futbolista tenía las capacidades cognitivas "levemente afectadas" y "distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo".

Asimismo, los forenses que atendieron a la víctima han mantenido que no tuvieron "ninguna sospecha" en sus exploraciones psicológicas de que esta simulara o exagerara sus síntomas y concluyeron que sufría un trastorno postraumático. 




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