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  • Expertos en comunicación no verbal analizan los rasgos morfopsicológicos de los candidatos a la presidencia de Francia
  • De acuerdo con el estudio, el rostro de Macron habla de la fidelidad a sus ideales; mientras que en caso de Le Pen, de cómo priorizar la acción frente a la reflexión

Al igual que ocurrió en 2017, Emmanuel Macron y Marine Le Pen se vuelven a enfrentar en la segunda vuelta de las elecciones en Francia que tendrán lugar el próximo domingo 24 de abril y antes se verán las caras en el debate de este miércoles 20 de abril.

Los expertos en comunicación no verbal Alicia Rivas y Angel Gerpe analizan, desde la disciplina de la morfopsicología, cómo el rostro de cada uno de ellos nos da información de cómo piensa la persona y nos permite comprender sus pautas de comportamiento, sus necesidades y motivaciones. Se trata de un estudio que surge como parte del trabajo de grado del master del Curso de Experto en Comunicación No Verbal impartido por la fundadora del Instituto Humanidades y Negocios (HUNE), Joaquina Fernández.

Macron: la fidelidad a sus ideales

El análisis del rostro de Emmanuel Macron evidencia que estamos ante una persona con un pensamiento abstracto-concreto equilibrado, conjugando un carácter reflexivo con una buena capacidad para llevar a la práctica sus pensamientos.

De esta manera, su buena capacidad de ejecución se percibe a través de los superciliares y se ve favorecida por la inclinación de sus orejas. Por otro lado, la presencia de la llamada “línea de paro” y la zona alta de la frente denotan que Macron tiene una buena capacidad para reflexionar y controlar sus pensamientos antes de llevarlos a la práctica.

Desde un punto de vista emocional, Macron es una persona que vibra y está abierta a la relación interpersonal. En este sentido, su nariz, que tiende a proyectarse, y su forma un poco aguileña, evidencian una persona con carácter, dominante y apasionada.

Por último, al analizar la parte inferior de su rostro, observamos una boca retraída, cerrada y vertical que revelan el dominio que ejercen sus pensamientos sobre las necesidades físicas y, por lo tanto, una gran fidelidad a sus propias ideas.

Le Pen: prioriza la acción frente a la reflexión

Marine Le Pen, por su parte, ha centrado su atención en desarrollar un pensamiento concreto y centrado en cómo llevar a la práctica sus ideas. Por tanto, existe una tendencia a priorizar la acción frente a la reflexión. Para ello, es capaz de desarrollar un pensamiento divergente para incluir nuevas ideas, proyectos y pensamientos que le acerquen a la consecución de sus objetivos.

Desde un punto de vista emocional, Le Pen es una persona social y capaz de conectar con su mundo emocional. Además, el perfil de su rostro muestra una persona más retraída lo que le llevará a involucrarse menos socialmente.

Por último, al analizar la parte inferior de su rostro, se observa cómo la persona va a saber adaptarse para satisfacer sus necesidades materiales. En este sentido, el mentón y la proyección de la boca proporcionan el dinamismo suficiente para lograrlo. La cuestión es que esa falta de retracción evidencia la necesidad de desarrollar la capacidad para controlar sus reacciones ante ideas o comentarios de otras personas.




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