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  • Una encuesta realizada por Gallup revela que el 90% de los empleados en nuestro país no están comprometidos con su trabajo. Esta falta de motivación puede derivar en “situaciones peligrosas para las compañías”, advierte Diego Cabezuela, abogado del despacho Circulo Legal Madrid.
  • “Un trabajador descontento es una potencial fuente de conflictos”, subraya el experto, aludiendo a posibles actos de competencia desleal. “Los secretos empresariales son un valor diferencial extremadamente vulnerable, que hay que proteger frente a filtraciones o actos de deslealtad más allá de la duración de la relación contractual”, añade

La desmotivación de los empleados es un enemigo al que tienen que hacer frente muchas empresas. Según un informe sobre el Estado del Trabajo en España en 2023, llevado a cabo por Gallup, solo el 10% de los empleados están comprometidos con su puesto de trabajo, tres puntos por debajo de la media europea, que alcanza el 13%. De este modo, 9 de cada 10 empleados apenas se esfuerzan por lograr los objetivos de las compañías que los contratan.

El hecho de que España sea el cuarto país de Europa con el nivel de compromiso laboral más bajo, no solo impacta negativamente en la productividad, sino que abre la puerta a posibles actos de competencia desleal. Según argumenta Diego Cabezuela, abogado del despacho Círculo Legal Madrid“un trabajador descontento es una potencial fuente de conflictos”, añadiendo que los secretos empresariales son un valor diferencial extremadamente vulnerable, que hay que proteger frente a filtraciones o actos de deslealtad más allá de la duración de la relación contractual”.

Para el experto, “la divulgación, explotación y por supuesto la cesión a terceros de datos sensibles sin autorización, constituyen infracciones graves, eventualmente, con relevancia penal”. Además de intentar fomentar una cultura empresarial sólida que eleve el grado de implicación de los trabajadores, el letrado advierte que “se debe garantizar la confidencialidad, introduciendo en los contratos cláusulas que sigan desplegando sus efectos cuando el empleado deje de serlo; limitando el acceso a la información valiosa, y, por supuesto, prestando especial atención a la ciberseguridad.

Contratos blindados

En su día a día, gran parte de los empleados tienen que conocer y manejar informaciones valiosas, que es imprescindible mantener fuera del alcance de la competencia. “Antes de entrar a formar parte de la compañía, es imprescindible formalizar un contrato en el que se recojan cláusulas de confidencialidad, aconseja Cabezuela.

Igualmente, aclara el abogado que “se debe explicar con claridad a los nuevos empleados las consecuencias legales de difundir o utilizar los secretos empresariales.

Información segura

Que la estrategia comercial a largo plazo, la base de datos de clientes y proveedores o las líneas de investigación respecto a nuevos productos sean aireadas por un empleado indiscreto pueden significar un grave contratiempo para una empresa. A modo preventivo, Cabezuela sostiene que “la seguridad debe comenzar por limitar el acceso a esos datos al círculo de personas estrictamente imprescindible”.

El portavoz de Círculo Legal Madrid recomienda “invertir en tecnología para cifrar la información y evitar su sustracción, colocándola en servidores seguros y cambiando claves y contraseñas con regularidad”.




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