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  • La conducción autónoma tiene sus raíces en los inicios del siglo XX, con la primera demostración exitosa de un vehículo sin conductor en Nueva York en 1925.
  • Para afrontar los retos de la logística autónoma existe una necesidad inminente de nuevos perfiles jurídicos con formación tecnológica que comprendan cómo y por qué se toman las decisiones basadas en inteligencia artificial.

Aunque resulte difícil de creer, la conducción autónoma tiene sus raíces en los inicios del siglo XX, con la primera demostración exitosa de un vehículo sin conductor en Nueva York en 1925. El vehículo, llamado American Wonder, era controlado por radio por un operador en otro vehículo. Casi un siglo más tarde, empresas como Tesla, Cruise, Waymo de Google y Uber están invirtiendo fuertemente para hacer de la tecnología autónoma una realidad accesible a la sociedad en su conjunto.

Lara Novis, experta en tecnología autónoma y directora de operaciones de EDJ XTech Law School, la plataforma educativa en la convergencia entre derecho y tecnología explica que ”mucho se ha hablado de la inteligencia artificial en el último año, pero esta no sólo se limita a la creación de texto o imágenes; en logística se está utilizando inteligencia artificial y aprendizaje automático para conseguir efectuar la conducción sin personal, diseñar las rutas de entrega en tiempo real o calcular los tiempos de entrega teniendo en cuenta condiciones como el clima o el tráfico.”

También las principales navieras están adoptando la tecnología autónoma para automatizar procesos, digitalizar datos y para llegar a permitir algún día la navegación completamente autónoma que promete aumentar los volúmenes de carga transportable y reducir costos operativos y tiempos, optimizando la oferta de servicios a los clientes.

Ejemplos notables incluyen el SmartDock, un sistema de acoplamiento automático que permite a los barcos zarpar, maniobrar y atracar sin la ayuda de tripulación humana, o el buque Yara Birkeland, el primer portacontenedor 100% eléctrico y autónomo.

A nivel legislativo, en España, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), ha puesto en marcha la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030 que a través de la iniciativa sobre la automatización del transporte y la logística con el impulso a vehículos conectados y autónomos y a la utilización de Galileo en movilidad pretende impulsar los vehículos automatizados en el sistema de transportes; el uso de embarcaciones autónomas; y los análisis técnicos y de viabilidad de la implantación de sistemas de operación automática de trenes.

No está de más recordar que en este sector deben abordarse nuevos riesgos legales, en particular en relación con la seguridad del tráfico, la responsabilidad civil y los seguros, la ciberseguridad, la protección de datos, las infraestructuras técnicas o las cuestiones éticas relacionadas con las reacciones o decisiones que debe adoptar el vehículo para evitar accidentes, así como los criterios o valores morales en los que debe basarse su decisión. Para afrontar estos retos existe una necesidad inminente de nuevos perfiles jurídicos con formación tecnológica que comprendan cómo y por qué se toman las decisiones basadas en inteligencia artificial” concluye Novis.




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