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Preparar a un cliente para el divorcio o separación es algo que facilitará tu trabajo y te asegurará un cliente satisfecho.

El proceso de divorcio es largo y doloroso, cada decisión que deben tomar remueve las aguas turbulentas y tú haces malabares mucho más allá de lo que te compete y, aún así, se contradicen, incluso van contra sí mismos.

Por eso es tan importante un acompañamiento profesional que les prepare para el divorcio, adquirirán confianza, seguridad y auténtica capacidad de acción.

¿Cuántos clientes tienes que van y vienen sin tomar una decisión? ¿Cuántos te dicen sí a una determinada línea de actuación y a la siguiente cita están en el punto opuesto? ¿Cuántos van contra sus intereses pese a tus consejos?

¿Cuánto tiempo estéril dedicas a intentar que se serenen, comprendan, sean coherentes, escuchen tus consejos…? ¿Has hecho esas cuentas? ¿Cuántos clientes realmente satisfechos tienes tras un proceso de divorcio?

Ahora imagina que tu cliente está totalmente alineada con la línea de defensa de sus intereses. Sé que te sientes responsable de cada caso que llevas y, muchas veces, es “imposible” ayudarles.

Trabajar la resolución del conflicto a través del coaching, desde un punto constructivo y proactivo al cambio facilita herramientas para gestionar la crisis del divorcio.

Te voy a contar un secreto, sólo cuando me divorcié entendí porque hay parejas que, por mal que se lleven y sufrimiento que se causen, no se separarán nunca.

Es la decisión más dura que puede tomar una persona y no trata de derechos y obligaciones, trata de proyectos de vida, de ilusiones y esperanzas perdidas, de cambio, del abismo y la incertidumbre. Del miedo.

Por si esto fuera poco, la sociedad, la familia, los amigos, no están entrenados para facilitar una transición así. El divorcio es un tema tabú, no porque no se hable de él, que se habla, sino porque sólo existe el mito a su alrededor.

¿Cómo son las películas y series sobre divorcios? Lo frivolizan, lo deforman hasta el esperpento, atribuyen roles simplones y confrontativos a las partes. No recuerdo serie o película que desarrolle un enfoque realista a la experiencia de los protagonistas o sus abogados.

La familia y amigos, hacen lo que pueden según su leal saber y entender, esto es, tomar partido y echar más leña al fuego. Sin olvidar que el divorcio es campo abonado del “cuñadismo”.

 ¿Cuántas veces las partes tienen que contener a sus acompañantes para que “no hablen mal” de sus exparejas? Si eso lo hacen en tu presencia qué no harán en sus ámbitos de relación normales.

En este contexto es difícil encontrar el equilibrio, estar alineada e ir caminando con paso firme hacia la disolución del vínculo y la liquidación patrimonial.

Y más complicado es establecer un convenio regulador.

Nuestros protagonistas están muy perdidos y a ti no te ven como su aliado porque eres el brazo ejecutor del fin de su proyecto de vida.

Y lo ignoras todo sobre ellos, su situación no es como la de los demás, habrás llevado muchos divorcios, pero eran distintos a “mi situación” “a lo mío”.

Por eso te cuentan una y otra vez, cada vez con más detalles, cuestiones que no son importantes ni vas a poder utilizar, pero necesitan que entiendas, que comprendas que lo suyo es especial, que no puedes meterles en el mismo saco que a los demás, su situación es distinta por eso te cuentan y recuentan y te vuelven a contar.

Y al final sentirán que no, que no fueron especiales y sentirán que no hiciste lo suficiente, porque nunca será suficiente, su resistencia a la realidad y su sensación de que sólo ceden y se dejan llevar es lo que recordarán.

Siento ser yo quien te lo diga, pero tuve una cliente que, 10 años después del divorcio, llevaba su convenio en el bolso, no lograba soltar su rabia, la llevaba con ella.

Pero si se preparan, si se entrenan para el divorcio serán capaces de conocer los rudimentos del marco legal en el que se mueven y de que sólo ellos son los que pueden decidir su destino, no tú, para eso no estás.

Deben prepararse y estar lúcidos porque es el momento de menos lucidez y claridad, justo cuando más lo necesitan.

INICIAR UN PROCESO DE DIVORCIO DESDE UNA POSICIÓN FRÁGIL Y CONFUSA NO ES LA MEJOR ALTERNATIVA. LA MEJOR ESTRATEGIA ES QUE TU CLIENTE SE PREPARE MEDIANTE UN PROCESO DE COACHING

  • Si lo necesita, le estás dando un respiro antes de iniciar el proceso, acudir a coaching no implica poner la demanda, y sabrá que tú quieres lo mejor para ella.
  • Si está confusa, le das tiempo para prepararse y acudirá a ti con mucha claridad, decisiones firmes y alineadas con sus intereses.
  • Si no es consciente, o no quiere serlo, de su situación económico patrimonial será capaz de obtener la documental y analizará de manera realista su estrategia económica.
  • Si es incapaz de imaginar como se puede reestructurar su familia, valorará la nueva dinámica familiar y como será el nuevo papel y responsabilidad de todos protagonistas.
  • Si es una olla a presión emocional, hablará de como se siente y de como se quiere sentir, iniciará la visualización de un nuevo futuro, y verá el proceso de divorcio como un medio valioso para conseguir ese futuro.
  • Si hay una narrativa destructiva, comprobará el valor de una historia que no añada sufrimiento al dolor inevitable del fin de la pareja.
  • Si es de las que no sabe cuidar de sus intereses, tendrá perspectiva para valorar sus opciones y elegir la más conveniente en cada momento, sabrá que eso no es egoísta, ES INTELIGENTE.

Cuanto mejor se prepare, mejor para todos, para ellos, para sus hijos y resto de familia, y para ti también.

El matrimonio no es para siempre, pero el divorcio sí que lo es ¿Cómo quieres que recuerde a su abogado?




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