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Madrid, 11 ago (EFE).- Las regularizaciones por arraigo se han disparado casi un año después de la entrada en vigor de la reforma del reglamento de extranjería: en junio había 190.414 extranjeros con una autorización de residencia inicial en España gracias a esa fórmula, un 98,5 % más que doce meses antes.

Según los últimos datos hechos públicos por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el tiempo medio que estas personas han pasado en la irregularidad antes de conseguir sus papeles es de 2,8 años, ocho meses menos que hace un año.

"La flexibilización de los requisitos ha facilitado que muchas personas que vivían en España hayan podido regularizar su situación; ha sido muy favorable para muchos extranjeros", corrobora en una entrevista con EFE María Goñi, abogada especializada en extranjería que trabaja en Accem, ONG dedicada a la atención de migrantes y refugiados.

Tras la última reforma del reglamento de extranjería, hay cuatro modalidades de arraigo: social, que exige demostrar tres años de residencia en España y contar con medios de subsistencia (normalmente un contrato); laboral, que permite acceder a papeles tras dos años y probando seis meses de trabajo; familiar, para familiares directos de ciudadanos españoles; y de formación, para quien se matricule en un curso formativo tras dos años de permanencia en el país.

LA PARADOJA DE SOBREVIVIR SIN PAPELES PARA CONSEGUIRLOS

La gran mayoría de las personas que consiguieron papeles por arraigo -176.328- nunca habían vivido en España en situación regular. Salieron de lo que el Ministerio llama "situación de irregularidad profunda".

Solo en 14.086 casos se trataba de una irregularidad sobrevenida, es decir, personas que estaban sin papeles en ese momento, pero que habían residido previamente legalmente en España.

No hay datos oficiales sobre cuánta gente vive en el país sin papeles. Hay cifras de quienes son detectados al intentar entrar al país de forma irregular por Ceuta, Melilla o por las costas, pero no se sabe cuántas personas, por ejemplo, llegan por vía aérea y se quedan en el país tras caducar su visado o su permiso.

Según las cifras a 30 de junio, los bolivianos requieren de media 3,5 años para obtener la regularización por arraigo, mientras que los cubanos logran obtenerla en menos de dos años.

GANA EL ARRAIGO SOCIAL, PERO EL FAMILIAR CRECE UN 190 %

El mayor número de primeras autorizaciones corresponden al arraigo social (93.971), cifra que ha experimentado un crecimiento interanual cercano al 62 %.

Si para acceder a él antes era necesario contar con un contrato de un año a jornada completa, ahora, por ejemplo, basta con un contrato de 20 horas semanales si se tiene menores a cargo; o de 30 horas, si se cobra el salario mínimo interprofesional, explica Goñi.

Pero en las cifras oficiales destaca sobre todo el incremento del 190 % de las autorizaciones por arraigo familiar, que superaban en junio las 62.000.

Entre las novedades de esta figura, que implica una autorización para residir y trabajar durante cinco años (antes uno) a familiares extranjeros de ciudadanos españoles es que ya no es necesario demostrar medios económicos suficientes.

La abogada recuerda además que ha crecido exponencialmente el ritmo de concesión de nacionalidades españolas -más de 164.000 solo en el primer semestre del año- con lo que aumentará el número de personas que potencialmente pueden regularizar a un familiar extranjero.

El arraigo laboral (19.330 autorizaciones) ha experimentado un crecimiento más modesto en el último año, del 17 %.

Esta figura ya no está dirigida a quienes denuncien a su empleador por contratarles sin papeles, sino que busca regularizar a quienes lleven al menos dos años y puedan demostrar que han trabajado seis meses.

Es una puerta abierta, por ejemplo, a los solicitantes de asilo que mientras esperan que se resuelva su petición tienen autorización para trabajar. Si finalmente son rechazados como refugiados y han tenido un empleo, pueden optar al arraigo laboral, explica Goñi.

Tampoco son muy elevadas las cifras del arraigo por formación, modelo creado con la reforma del reglamento y que permitió dar autorizaciones de residencia a 15.019 en el primer trimestre.

Son sobre todo marroquíes quienes se han apuntado a esta posibilidad de formarse para conseguir empleo y papeles.

COLOMBIANOS Y MARROQUÍES, A LA CABEZA

El grupo más numeroso entre las primeras autorizaciones por arraigo sigue siendo el de hombres de 25 a 34 años. El 21 % colombianos (39.584) y el 17 % marroquíes (32.418 personas).

Tras esas nacionalidades aparecen los hondureños, con 17.160 permisos y un perfil que los distingue del resto: el 73 % son mujeres.

Sigue en la clasificación Perú (12.866 autorizaciones) y ya en la horquilla de las 10.000 a las 5.000 se sitúan Venezuela -que ha escalado varios puestos en la lista al aumentar más de un 200 % las autorizaciones-, Nicaragua, Paraguay, Cuba, Brasil, Senegal y Argentina.

En el caso de los nacionales de Brasil, Argentina y Cuba, predomina el arraigo familiar, mientras que entre los hondureños, nicaragüenses y senegaleses, destaca el social.

LA MAYORÍA, DE ALTA EN LA SEGURIDAD SOCIAL

Casi el 69 % de las personas con autorización inicial de residencia por arraigo estaban afiliadas a la Seguridad Social, una cifra que ha aumentado un 69 % en el último año.

En el caso de las mujeres, el 44 % trabaja como empleada del hogar, aunque en el caso de las marroquíes la actividad principal es la agricultura.

Por su parte, más de la mitad de los hombres afiliados se encuentran en los sectores de agricultura, ganadería, hostelería y construcción.

Del total de afiliados, el 46 % son mujeres, aunque entre los nacionales de Pakistán, Senegal o India apenas hay mujeres dadas de alta y entre los de Honduras o Nicaragua, predominan claramente ellas como trabajadoras.




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