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Violeta Molina Gallardo

Madrid, 31 mar (EFE).- ¿Pueden ser la voz de una víctima de violencia de género y los sonidos que la rodean claves para su protección? ¿La inteligencia artificial puede ser útil en la detección de la violencia machista? La investigadora española Esther Rituerto ha demostrado que sí y ha sido premiada por ello.

La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género reconoció el trabajo de Rituerto en la última edición de sus premios a tesis doctorales sobre violencia contra la mujer por "profundizar en el uso de la tecnología de audio y la inteligencia artificial para prevenir y combatir" el maltrato machista.

Rituerto explica en una entrevista con EFE que su trabajo tenía como objetivo utilizar el habla y las señales acústicas que rodean a una mujer para detectar cuándo una situación puede ser peligrosa para ella. En concreto, detectar el miedo en su voz para determinar si está en riesgo de ser atacada por su agresor, así como sonidos circundantes que alerten del peligro: de pasos acelerados de madrugada, golpes, objetos que se rompen...

De su tesis, titulada 'Computación afectiva multimodal en dispositivos wearable con aplicaciones en la detección de la violencia de género', la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género destaca que emplea la inteligencia artificial para comprender las reacciones de las mujeres ante situaciones de riesgo o peligro, con el objetivo de poder generar mecanismos automáticos de detección de estas situaciones a partir de la modalidad auditiva en particular. Además, resalta que "todo el proceso metodológico empleado es sumamente interesante y riguroso, además de respetuoso con las víctimas".

La institución, dependiente del Ministerio de Igualdad, considera que "el impacto de esta investigación a medio plazo en los sistemas de protección a víctimas de violencia de género puede ser muy relevante".

 Detectar el miedo

La tesis de Rituerto nació en el seno de UC3M4Safety, un proyecto de la Universidad Carlos III de Madrid que persigue emplear la tecnología en la prevención, la detección, la protección y la lucha contra la violencia de género.

Allí, un equipo investigador con perfiles procedentes de distintas disciplinas se conformó para desarrollar dispositivos electrónicos capaces de detectar el miedo en una víctima de violencia de género a través de su voz o de sus constantes vitales (temperatura, pulso, sudoración...) y que esas reacciones desencadenaran que el teléfono inteligente envíe una alerta a los servicios de emergencias y la policía o a un círculo cercano de la víctima.

La investigadora, ingeniera de sistemas audiovisuales, señala que los dispositivos (un colgante con un micrófono para captar los sonidos) y una pulsera (para detectar marcadores biológicos de la usuaria) se vinculan con un teléfono inteligente que a su vez está conectado a un sistema en la nube. La inteligencia artificial contribuye a determinar cuándo una situación es de riesgo y hay que enviar una respuesta automática para socorrer a la víctima.

Rituerto precisa que estos dispositivos podrán estar en funcionamiento en pocos años (por el momento las pruebas se han limitado al laboratorio) y que en un futuro cercano se empezarán a testar en la calle.

Condición de víctima

La ingeniera también estuvo implicada en otra investigación sobre la utilización de la inteligencia artificial para detectar la condición de víctima de violencia de género a través de la voz, esto es, que esta tecnología sea capaz de determinar si una mujer ha sufrido maltrato analizando su voz. El sistema desarrollado consiguió una precisión del 73 %.

Rituerto subraya que el algoritmo entrenado a partir de datos de víctimas fue capaz de discernir diferencias palpables entre las mujeres que eran víctimas y las que no, que tenían que ver con el ritmo de la voz, la intensidad, el número de palabras empleadas, la velocidad de la locución... "Estas variables también están presentes en la depresión y pensamos que quizá también tuvieran un papel en esto", relata.

"Vimos que era capaz de separar entre víctimas y no víctimas porque hay algo en su voz que las diferencia", apunta Rituerto.

El potencial de la inteligencia en el área de la salud mental ha cautivado a la ingeniera, firme defensora de la utilización de esta tecnología para el bien social. En la actualidad, trabaja actualmente como investigadora posdoctoral en el Hospital Universitario LMU Klinikum, de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich (LMU) y el Instituto Max Planck de Psiquiatría. Allí investiga para detectar enfermedades mentales empleando la inteligencia artificial en imágenes de resonancia magnética cerebral. 




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