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Entrevistamos a Bárbara González Amado: Es Doctora Cum Laude en Psicología por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Psicología Jurídica y Forense por la Universidad de Santiago de Compostela y Licenciada en Criminología por la Universidad de Alicante. Ha sido premio extraordinario por su tesis doctoral y ha recibido el premio Mariano Yela de investigación novel, otorgado por la Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense como reconocimiento a la experiencia científica y a la transferencia de conocimiento.

A nivel profesional, ha realizado periciales psicológicas forenses en los ámbitos civil y penal en la Unidad de Psicología Forense de la Universidad de Santiago de Compostela, y cuenta con la acreditación profesional de Psicóloga Experta en Psicología Forense del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.

En la actualidad, desarrolla su actividad docente e  investigadora en la Universidad Internacional de Valencia y es directora del Máster Universitario en Psicología Jurídica de esta misma Universidad.

¿Qué es la psicología jurídica?

La Psicología Jurídica tiene multitud de conceptualizaciones, tantas como autores/as se hayan atrevido a describir su objeto de estudio. Así, el Colegio Oficial de Psicología la define como un “área de trabajo e investigación psicológica especializada cuyo objeto de estudio es el comportamiento de los actores jurídicos en el ámbito del Derecho, la Ley y la Justicia”. Mira y López (1961) entienden que la Psicología Jurídica es la “Psicología aplicada al mejor ejercicio del Derecho” mientras que, Clemente (1997) considera que la Psicología Jurídica es “el estudio del comportamiento de las personas y de los grupos en cuanto que tienen la necesidad de desenvolverse dentro de ambientes regulados jurídicamente así como de la evolución de dichas regulaciones jurídicas o leyes en cuanto que los grupos sociales se desenvuelven en ellos”. Todas estas definiciones, aunque diferentes, plantean una cuestión común y es esa unión entre la Psicología y la Ley, la Psicología y el Derecho, donde los y las Psicólogos/as jurídicos/as son, de alguna forma, auxiliares en el contexto legal de los diferentes actores jurídicos. Y, dentro de este ámbito de confluencia entre la Psicología y la Ley, podemos hablar de diferentes psicología jurídicas: Psicología Jurídica del Menor, Psicología Jurídica aplicada al Derecho de la Familia, Psicología Aplicada al Derecho Civil, Laboral y Penal, Psicología Penitenciaria, Psicología del Testimonio, Psicología Policial y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Victimología, Psicología Criminal, Psicología aplicada a los Tribunales, Mediación, y Psicología Jurídica y Forense, siendo ésta una de las áreas de la Psicología Jurídica con mayor interés y transcendencia en los Foros de justicia.

¿En qué se diferencia de otras ramas de la psicología?

La Psicología, en tanto que disciplina científica, aplica la ciencia a la profesión, de manera que todas las intervenciones y actuaciones que se realizan, se hacen con base en evidencia científica. Pues bien, si esta característica es común a todo el ámbito de la Psicología, cuando la ciencia se aplica a cuestiones en las que confluye la psicología y el sistema legal, es cuando la Psicología Jurídica entra juego. Así, por ejemplo, una de las diferencias que habitualmente se viene estableciendo entre la Psicología Jurídica y Forense y la Psicología Clínica, tiene que ver con el objeto de evaluación: si bien en el primer caso la evaluación se realiza con el fin de ayudar a los Jueces y Tribunales en la toma de decisiones judiciales, en el caso de la Psicología Clínica la evaluación se realiza con el fin de llegar a un diagnóstico clínico y una propuesta posterior de tratamiento. Como puede, además, entenderse de la actuación del Psicólogo/a Jurídico/a en la sala de justicia, éste no está sometido al secreto profesional, mientras que quien actúa como Psicólogo/a Clínico/a sí debe guardar dicho secreto. Finalmente, en tanto que de las decisiones judiciales pueden derivarse consecuencias penosas para la persona evaluada, en la Psicología Forense se sospecha y se evalúa una posible simulación de síntomas, esto es, la elaboración deliberada de síntomas físicos y psicológicos falsos motivados por incentivos externos, como puede ser, una rebaja en la condena. A pesar de estas diferencias, ambas áreas comparten algunos instrumentos de evaluación aunque, de nuevo, es importante recalcar que el objetivo de su uso y su interpretación es diferente para cada una de ellas. En la Psicología Forense los resultados derivados de estos instrumentos psicométricos deben permitir realizar inferencias psicolegales para el caso concreto y  se deben priorizar aquellas que permiten estudiar la simulación o manipulación de las respuestas en general.

¿Por qué es tan relevante?

El crecimiento exponencial de la Psicología Jurídica en las últimas décadas, desde un punto de vista académico, ha generado un amplio corpus de publicaciones científicas especializadas en el ámbito, ha empujado a la creación de revistas científicas de reconocido prestigio en la Psicología Jurídica y, como consecuencia de la relación y el trabajo conjunto entre el Derecho y la Psicología, han surgido numerosos y diversos campos de actuación en el que los profesionales de la Psicología Jurídica desenvuelven su actividad profesional.

La relevancia de esta área no solamente radica en su posición privilegiada y central en numerosos campos de intervención, sino que también puede entreverse de la propia definición anteriormente presentada. La Psicología Jurídica tiene por objeto auxiliar al sistema legal y a los operadores jurídicos, por lo que podemos comprender la relevancia que tienen nuestras aportaciones en la toma de decisiones judiciales. Del mismo modo, en tanto que las normas jurídicas emanadas del Derecho tienen un componente psicológico, la Psicología Jurídica se encarga de desengranar las variables psicológicas y sociales que influyen en los comportamientos psico-legales.

Finalmente, si bien todas las “Psicologías Jurídicas” tienen un papel relevante y preponderante, las implicaciones de las actuaciones de los/as Psicólogos/as Forenses en la Sala de Justicia tienen un mayor componente de responsabilidad. Las evaluaciones psicológica forenses realizadas por peritos especializados ayudan, a través del conocimiento experto, a Jueces y a Tribunales a tomar decisiones sobre la imputabilidad de una persona investigada, sobre la guardia y custodia de unos menores cuyos progenitores se encuentran en un proceso de divorcio contencioso o sobre la incapacidad de una persona que padece un grave trastorno mental. Parece lógico entender que, todas estas situaciones enmarcadas dentro de un contexto legal, están cargadas de responsabilidad y de importantes consecuencias en la vida de las personas implicadas, por lo que las decisiones judiciales han de estar motivadas basándose en pruebas científicas y pertinentes realizadas por profesionales expertos en el ámbito de la Psicología Forense.

¿Cómo se forma un especialista en éste área?

Desde que hemos evolucionado a un modelo educativo en la educación superior en el que los planes de estudios de las titulaciones han pasado de 5 a 4 años, como forma de equipararnos al Espacio Europeo de Educación Superior, la Psicología se ha ido acercando cada vez más al ámbito de la Psicología Clínica perdiéndose la formación en otras áreas de interés como la Psicología Jurídica. Pocas asignaturas obligatorias han quedado que aborden algunos de los campos de intervención e investigación en Psicología Jurídica y pocas se ofertan como optativas, por lo que la manera más adecuada de informarse y formarse en una especialidad como la Psicología Jurídica es a través de posgrados oficiales, como el Máster Universitario en Psicología Jurídica de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). Éstos deben proporcionar al alumnado los conocimientos adecuados y las habilidades necesarias para el desempeño de cualquiera de los perfiles profesionales en Psicología Jurídica. Y, además, en tanto que la Psicología Jurídica tiene su propia idiosincrasia e  identidad como subárea de la Psicología, dicha formación requiere ser diferenciada de otras áreas que también disponen de sus programas formativos específicos, como la Psicología Clínica o el Máster en Psicología General Sanitaria.

¿Qué salidas laborales tiene?

Dado que, como hemos visto, la Psicología Jurídica es un área muy amplia y que engloba a diferentes subáreas, las salidas profesionales son muy variadas. A saber: perito psicólogo-forense en Institutos de Medicina Legal o ejerciendo la actividad privada (ámbito de familia, penal, laboral, contencioso-administrativo), Servicios de atención a las Familias y a la Infancia, Puntos de Encuentro Familiar, Técnicos de Equipos Psicosociales de Juzgados, Técnicos de Instituciones Penitenciarias, Servicios de Mediación, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Oficinas de Atención a Víctimas, Unidades de Valoración Psicosocial, Equipos de Evaluación de Incapacidades, Servicios Sociales en Ayuntamientos, Programas de Intervención Psicosocial con Víctimas y/o Agresores (e.g., violencia de género, violencia filioparental), Centros de Menores, etc. sin olvidar la Investigación y la Docencia o formación en Psicología Jurídica.




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