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  • “Como miembros de la profesión legal, independientemente del color político que pueda teñir los ideales de cada uno en particular, los abogados estamos comprometidos con la protección de la democracia”, ha recordado el decano Eugenio Ribón
  • Alrededor de 2.000 personas han asistido en la sede del Ayuntamiento de Madrid a la jura de nuevos letrados y a la entrega de diplomas a los profesionales con 25, 50 y 60 años de ejercicio de la abogacía
  • El alcalde José Luis Martínez-Almeida ha clausurado una ceremonia en la que el magistrado Manuel Marchena y el abogado Ignacio Valentín-Gamazo Alcalá, a título póstumo, han recibido la Medalla de Honor del ICAM

Cerca de 2.000 personas se han congregado este martes en la sede del Ayuntamiento de Madrid para homenajear a los letrados que recién se incorporan a la profesión y a quienes acreditan 25, 50 y 60 años de ejercicio de la abogacía. En total, más de 800 abogados noveles y veteranos han participado en una jornada presidida por el decano Eugenio Ribón, en compañía de la Junta de Gobierno del ICAM, los decanos eméritos José María Alonso y Sonia Gumpèrt y los decanos de la abogacía de Valencia, Cáceres, o Cuenca, entre otras ciudades.  En calidad de anfitrión, el alcalde José Luis Martínez-Almeida ha clausurado un acto al que han asistido el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín; el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García Martín; y las principales autoridades judiciales, fiscales y policiales de la región.

En las palabras de bienvenida a quienes se incorporan oficialmente al ejercicio de la abogacía, Ribón se ha referido a las normas deontológicas que dan valor a la profesión y la protegen contra las injerencias que puedan poner en riesgo el derecho a la defensa, destacando los cinco pilares esenciales que deben guiar la trayectoria de todo abogado: la independencia y la libertad; el respeto al secreto profesional; la dignidad, el honor y la integridad; el compañerismo y la confraternidad; y el respeto del Estado de Derecho y la contribución a la buena administración de justicia.

“La ética que hoy van a jurar o prometer va más allá de su misión de asesorar y defender al cliente”, ha recalcado el decano. “Como miembros de la profesión legal, independientemente del color político que pueda teñir los ideales de cada uno en particular, los abogados estamos comprometidos, dentro de nuestra vida cotidiana, con la protección de la democracia”.

Un compromiso que los más 300 participantes en el acto celebrado en la sede del Ayuntamiento capitalino asumen en un contexto incierto, en el que “los juristas advierten de la puesta en jaque del Estado constitucional de Derecho y de la decoloración del límite de la separación de poderes. También desde la Unión Europea estamos siendo advertidos de la necesidad de reforzar la independencia judicial”, ha manifestado el decano.

En ese escenario, ha recordado el decano, la obligación de los abogados es “defender el reconocimiento de las libertades y derechos fundamentales de las personas, que los ciudadanos y los poderes públicos se someten a la ley y a la norma suprema”, de manera que en España “ningún ciudadano se encuentre, ni se le puede colocar, en una posición de ventaja frente a otro”.

 

Justicia social

Tras la jura de nuevos letrados, el decano y el diputado Juan Manuel Mayllo, responsable del Turno de Oficio, han entregado un diploma acreditativo a los letrados Gonzalo Carrasco Moraleda, Pablo Espinosa Arroquia Sanchez y Miguel Ángel Antón Bravo. Tres profesionales vinculados a los Servicios de Orientación Jurídica del ICAM en materia hipotecaria que asumieron la representación de unos menores de edad en una situación desfavorecida, renunciando expresamente a sus honorarios para asegurarse de que la justicia fuera un derecho accesible.

El resultado de su labor no es menor: una sentencia pionera del Tribunal Constitucional que sienta las bases para que los bancos, al utilizar cláusulas abusivas, sean responsables de las costas judiciales.

Con esta distinción, ha explicado el decano, el Colegio de Madrid reconoce un acto “no solo de profundo compromiso profesional, sino de una innegable justicia social, con la que toda la Abogacía, sin distinción, debe estar comprometida. Una historia donde el valor, la dedicación y la abnegación jurídica de tres abogados se entrelazan con la esperanza de unos ciudadanos en la encrucijada de un sistema que a menudo parece implacable”.

Fascinación por la abogacía

En la sesión vespertina, más de 400 profesionales han recibido un diploma acreditativo de sus 25, 50 o 60 años de ejercicio de la abogacía colegiados en Madrid. El acto ha arrancado con las palabras del decano, recordando que la abogacía es una de las profesiones liberales con más antigüedad, y, sobre todo, donde el ejercicio profesional se desarrolla hasta una edad más avanzada. “Es por ello donde más generaciones confluyen, sin que sea fácil explicar cómo un oficio que nos exige tan esforzadas luchas, tanto trabajo, tanto sacrificio, y que en ocasiones nos hace afligir hasta dejarnos sin sueño, nos produce a todos tanta fascinación”, ha expresado Ribón.

De las tres etapas en que se divide la trayectoria profesional de la abogacía, en la primera destaca “el recuerdo del compañerismo, la reflexión de las prístinas experiencias, la intensidad de los triunfos y fracasos”. En el periodo de juventud profesional, ha explicado Ribón, “crecemos en la amplitud de la actividad” al tiempo que “buscamos la conciliación”. Y finalmente es en la madurez cuando “cosechamos el fruto de nuestra entrega”, cuando los “golpes de la profesión, las capacidades aprendidas y la experiencia nos convierten en abogados templados”.

Colegiado de honor

Durante la ceremonia, el secretario general del ICAM, Pedro Lescure, ha recibido la Medalla de Colegiado de Honor en reconocimiento “a su trayectoria, dedicación y desvelos en pro de la Institución durante más de dieciocho años”. El secretario de la Junta de Gobierno del ICAM, José Ignacio Monedero, ha explicado que este merecimiento “no es sino una leve cristalización de la gratitud corporativa a quien, con su finura jurídica, ha contribuido decisivamente a la construcción de un Colegio de la Abogacía señero en los valores del Estado social y democrático de Derecho y su impregnación en la sociedad civil, baluarte del derecho constitucional de defensa en todas sus proyecciones”.

La ceremonia ha concluido con la intervención del alcalde del Ayuntamiento de Madrid, anfitrión de una jornada conmemorativa a la que han asistido cerca de 2.000 personas en total.

 




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