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Madrid, 1 jul (EFE).- El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 20 años de cárcel contra dos hermanos por robar en un piso de Barcelona en 2007 y asesinar al propietario tras maniatarlo y meterle un trozo de ropa en la boca hasta asfixiarlo, un caso resuelto 12 años después gracias a los avances tecnológicos.

La Sala de lo Penal del alto tribunal ha dictado una sentencia, a la que ha tenido acceso EFE, que rechaza el recurso de los hermanos contra la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que confirmó aquella de la Audiencia de Barcelona por delitos de robo con violencia y asesinato.

La sentencia relata que ambos hermanos entraron en un piso de Barcelona en la tarde del 18 de octubre de 2007 para robar los objetos de valor y dinero en efectivo que hubiese en la vivienda.

Los ladrones, al toparse con el propietario del piso, golpearon a la víctima "en común acuerdo" en el rostro y en las costillas, y lo ataron de pies y manos utilizando cables informáticos y cinta adhesiva, así como alguna pieza de ropa.

Tras maniatarlo, "con ánimo de acabar con su vida o asumiendo las altas probabilidades" de que pudiera morir, los hermanos le introdujeron una pieza de ropa en su boca hasta la tráquea y rodearon su cabeza con más cinta adhesiva, impidiendo que el hombre pudiera respirar.

La víctima, detalla la sentencia, sufrió múltiples contusiones tanto en la cabeza como en distintas partes del cuerpo y, al final, falleció por una insuficiencia respiratoria. Los ladrones se llevaron objetos de lujo y dinero en efectivo con un valor aproximado de unos 3.800 euros.

Aunque los hechos se produjeron en 2007, las actuaciones estuvieron archivadas entre 2008 y 2019, cuando se retomó la investigación que desembocó en la condena a los dos acusados, al analizar unos informes periciales lofoscópicos de hace 12 años con técnicas actuales, lo que permitió hallar dos pruebas clave.

Se tratan de una huella dactilar de un acusado en la cinta de embalar usada para atar los tobillos de la víctima y otra huella del otro hermano en una factura nominal encontrada en el piso de la víctima.

Al respecto, dice el Supremo que "aunque se haya tardado en descubrir la autoría por los avances tecnológicos en esa detección y deducción por huellas dactilares, existe argumentación suficiente acerca de lo que denominamos como singular potencia acreditativa en relación no a una, sino a dos huellas dactilares de dos hermanos en el lugar del crimen, y sin una explicación alternativa, lógica y racional acerca de por qué se encontraron esas huellas" allí.




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