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Cualquier empresa, como es bien sabido, está sujeta a diferentes obligaciones fiscales y tributarias que debe cumplir con el estado y las administraciones públicas para poder operar, para desarrollar de manera legal su actividad.

En este sentido, conviene prestar especial atención a los conceptos de responsabilidad legal y compliance. Estos sistemas son los que aseguran que la empresa actúa de manera acorde a lo que impone la normativa aplicable en los mercados y los distintos ámbitos de su sector.

Por tanto, el primer paso para cumplir con las obligaciones legales de una empresa es conocer a fondo este sistema y las obligaciones que impone la normativa. Todas las empresas deben estar dadas de alta en la Agencia Tributaria, también estar en alta en el IAE (Impuesto sobre Actividades Económicas), abonar periódicamente el Impuesto de Sociedades y ingresar las retenciones derivadas del IRPF. Finalmente, las obligaciones fiscales finalizan con declarar operaciones con terceros en casos de importes superiores a 3.005,06 euros.

Más allá de estos requisitos legales, también existen obligaciones laborales y contables que van desde el alta y baja a los empleados, el pago de seguros sociales o mantener al día la contabilidad. Para finalizar, están también los compromisos mercantiles que incluyen libros de actas, de socios y de contratos.

¿Como cumplir con el sistema de responsabilidad legal?

La responsabilidad legal, el sistema que cubre todas estas obligaciones de una empresa, abarca distintos ámbitos, desde el cumplimiento más puramente normativo (compliance), hasta la responsabilidad contractual, pasando por los compromisos a cubrir en caso de provocar daños a terceros y los propios deberes que asume cualquier compañía con respecto a su estructura interna y gobierno corporativo.

El cumplimiento de las obligaciones legales de una empresa puede realizarse de manera interna o bien de manera externa. En el primer caso lo habitual es crear uno o varios departamentos en la propia compañía dedicados a todas estas gestiones en el terreno de lo legal, lo laboral y los aspectos fiscales y contables.

La otra opción es externalizar el cumplimiento de estas obligaciones con la ayuda de una gestoría o una asesoría dedicada a estos temas. La ventaja añadida de buscar fuera es que, a pesar de que supone un gasto extra, los procesos acaban agilizándose ya que estos profesionales están especializados en materia legal.

El compliance, una parte esencial en la responsabilidad legal

Dentro de la responsabilidad legal hay un término que está ganando especial interés. Posiblemente hayas oído hablar de él,, y ya de hecho lo hemos citado en el artículo, pero a continuación te explicamos con detalles qué es Compliance.

Este término de origen anglosajón se puede traducir al castellano como cumplimiento normativo. Se encarga, por tanto, de la parte más comprometida en cuanto a los aspectos legales, pues vigila el riesgo de infringir las leyes y reglamentos aplicables para no exponer a la empresa a posibles daños a la reputación y multas.

Dentro de esta figura está también la de mantener atención en todo momento a las novedades normativas para garantizar la plena aplicación de los procesos de cumplimiento. El compliance puede ser ejecutado de manera interna, con departamentos o áreas específicas para ello, o bien a través de la vía externa.

En cualquier caso, muchas empresas acuden para esta tarea al compliance officer, que es la persona experta que actúa como supervisor de todas las obligaciones pertinentes. La denominación anglosajona tiene su origen en los años 70, cuando en EEUU comenzaron a aparecer escándalos financieros que afectaron a varias compañías muy relevantes.

El resultado de este fenómeno fue la aprobación en el año 1977 de la Ley Contra Prácticas Corruptas en el Extranjero, que permitió desarrollar todo un entramado legal que ha ido ampliándose hasta el día de hoy.

¿Qué beneficios ofrece implementar sistemas de responsabilidad legal potentes en una empresa?

Más allá de que es algo obligatorio por ley, todas las compañías deben ajustarse fielmente a lo que describe la ley, la introducción de un sistema de Responsabilidad Legal bien diseñado conlleva otros aspectos positivos entre los que cabe señalar la mejora en la reputación de la marca.

Existe un crecimiento del negocio tanto a nivel económico como a nivel de productividad. Asimismo, la empresa enfrenta en mejor situación la posibilidad de que se abra un conflicto legal. Con todo esto, la mejora en el ambiente laboral es más que ostensible, ya que los empleados ven más cuidados sus derechos laborales.

La conclusión final es que la responsabilidad legal va más allá de cumplir con las obligaciones que imponen el estado y las administraciones públicas a una empresa. Es una forma de competir directamente en el mercado a través de un sistema que les permita atraer talento, conservarlo y ganar clientes, sin tener miedo a mostrarse transparente en la organización interna y en los métodos a utilizar.




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