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  • El desequilibrio entre el moderado crecimiento del PIB y el fuerte impulso del empleo indica una creciente pérdida de productividad

El mercado laboral ha cerrado 2021 como uno de los mejores años de la serie histórica, con un incremento de 840.7000 empleos nuevos, la mayor subida desde el año 2005. El cuarto trimestre de 2021 ha arrojado la cifra de 20,18 millones de ocupados y 3,1 millones de desempleados, de acuerdo con los datos de la Encuesta de Población Activa publicada hoy por el INE.

En relación con el trimestre anterior, la ocupación se ha incrementado un 0,77 % y el paro se ha reducido en un 9,16 %. En términos interanuales, estas cifras suponen un crecimiento de la ocupación de 4,35 % y una disminución del paro del 16,56 %. El año 2021 ha mostrado una fuerte recuperación del mercado laboral como consecuencia de la relajación de las medidas implementadas para hacer frente a la pandemia y de la extensión de la vacunación.

 

Si bien sectores estratégicos de la economía como el turismo no han recuperado completamente los niveles previos a la crisis, la respuesta del empleo está siendo positiva, incluso mejor que lo que el comportamiento de la economía podría hacer pensar.

Con la vigencia de los ERTE —una situación que todavía afecta a 100.000 trabajadores— y la alta incidencia de la covid durante la sexta ola, conviene mirar más allá de las cifras de ocupación y observar el desempeño laboral, medido en horas trabajadas.

Los datos oficiales del INE señalan que el cuarto trimestre de 2021 cerró con un total de 616 millones de horas semanales trabajadas por el conjunto de la población española ocupada, lo que supone un incremento interanual de 2,5 %, aunque todavía no alcanza las cifras prepandémicas (en el último trimestre de 2019 fueron 640 millones de horas).

  

Si en el cuarto trimestre de 2021 el INE ha contabilizado 200.000 ocupados más que dos años antes, pero el conjunto de la población ha trabajado 24 millones de horas menos a la semana que entonces significa que el empleo está más repartido, y los ERTE y las bajas médicas por covid tienen mucho que ver en esta situación. Además, el desequilibrio entre el moderado crecimiento del PIB y el fuerte impulso del empleo indica una creciente pérdida de productividad. Un aviso sobre los problemas que precisan corrección para lograr una sólida salida de la crisis, un mejor mercado laboral y una economía más dinámica y productiva.

El año 2022 se abre con grandes expectativas para el empleo. Además de las ayudas del programa europeo Next Generation EU, cuyas principales partidas están previstas para los próximos dos años, hay dos circunstancias que pueden favorecer o dificultar la creación de empleo. Por un lado, el reabastecimiento del mercado mundial que abarate costes y reduzca la inflación. Por otro lado, el impacto que pueda tener la aprobación de la reforma laboral sobre las contrataciones. Todavía está por ver cuáles serán las consecuencias que el nuevo paquete legal del Gobierno producirá, favoreciendo más uno u otro tipo de empleos.

Todas estas proyecciones estarán marcadas por la evolución de la pandemia, aunque todo apunta a que muchos países europeos relajarán en los próximos meses sus restricciones, lo que sin duda redundará en una mejoría del turismo, un sector prioritario para la economía y el empleo en España y cuya situación todavía dista mucho de considerarse estabilizada.




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