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El otro día acudí al SMAC en representación de una empresa cliente del despacho. El acto de conciliación se celebraba en una de las oficinas del SMAC situadas en el interior de una oficina del SEPE ubicada en una población situada a unos 50 Kms. de Barcelona. Llego allí y en la puerta un empleado de Seguridad me pregunta donde voy. Se lo explico y me dice que espere en la calle. El empleado en cuestión, no dejaba entrar a nadie que no tuviese cita previa y a los que no la tenían tampoco les facilitaba mucho la cosa. Los remitía a pedirla por internet o teléfono.
Llega mi contrario, se identifica igualmente ante el empleado de seguridad e igualmente le dicen que espere en la calle. Esto si, el empleado me presenta al contrario y nos invita a hablar. Tenía instrucciones de la empresa para conciliar, asi que allí mismo, en plena vía pública empezamos la negociación. Tras los tira y afloja habituales, llamadas, uso de comodines y demás, conseguimos llegar a un acuerdo… Y claro, tuvimos que ir a contárselo al señor de seguridad. El hombre nos dejó entrar al cabo de un rato y por fin pudimos ver el rostro de la conciliadora… Mejor dicho, solo los ojos porque al entrar nos obligaron a poner la mascarilla.
Tras una discusión absurda sobre brutos y netos, firmamos el acta de conciliación y cuando me disponía a salir, a eso de las 10:15 horas de la mañana, alzo la vista y observo un espectáculo insólito: La oficina del SEPE es grande y tiene como unas 20 mesas para atender al público. Solo la mitad, aproximadamente, estaban ocupadas por funcionarios. Pero sólo se estaba atendiendo efectivamente a dos personas, todas con mascarilla, funcionarios incluidos. Cuando crucé el umbral de la puerta de salida del edificio, el señor de seguridad tenía a ocho personas haciendo cola en la calle, esperando para entrar y que eran los que ya habían conseguido la preciada cita previa. La sala de espera del interior, completamente vacía.
Al día siguiente ya en el Juzgado, donde no es obligatorio el uso de la mascarilla, llegamos a estar más de 50 personas completamente hacinadas durante más de tres horas seguidas, debido a uno de estos endémicos retrasos típicos de la jurisdicción social.
Conclusiones:
-         Una: Quizá alguien podría empezar a plantearse si algunas restricciones por el tema COVID son completamente absurdas y ya no tienen ningún sentido.
-         Dos: Puedo confirmar que en la oficina del SEPE no solo se mantienen unas restricciones absurdas. Directamente están tomando el pelo a los usuarios… Y me temo que en otras muchas administraciones, también.
Tres y aviso a navegantes: si nos acostumbran a celebrar conciliaciones callejeras, igual algún día llegamos a la conclusión de que tampoco son necesarias las oficinas del SMAC…




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