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José Miguel Blanco

Madrid, 14 mar (EFE).- Los primeros meses de la legislatura se están asemejando a una montaña rusa para el Gobierno en el que un día se firman noticias que le hacen estar pletórico, sintiéndose con confianza en lo más alto del recorrido, y al siguiente los ánimos descienden abruptamente de forma inesperada.

Este jueves ha sido de las jornadas que a Pedro Sánchez le gustaría que proliferaran más. Después de un camino nada fácil, la ley de amnistía ha recibido el aval del pleno del Congreso para que prosiga su tramitación parlamentaria.

Con alegría contenida ha recibido el Ejecutivo este paso después de que la víspera tuviera que renunciar a presentar y aprobar este año los presupuestos del Estado debido al adelanto electoral en Cataluña.

Si al asumir que no merecía la pena el esfuerzo para seguir las negociaciones se empezaron a dar justificaciones a cuentagotas, estas han llegado después en cascada por parte de ministros y dirigentes del PSOE con un denominador común: no pasa nada, hay presupuestos prorrogados y la estabilidad no está en riesgo.

Incluso algunos apuntan que puede ser mejor. Si no hay presupuestos este año pero sí el que viene, en caso de dificultad para aprobar los de 2026 habría margen para avanzar en la legislatura con las cuentas del próximo ejercicio prorrogadas.

Abrazos independentistas

Se hacen, por tanto, visiones muy a futuro, y en ellas la ley de amnistía que ha pasado el filtro del Congreso ocupa un lugar muy destacado.

Amnistía y estabilidad parecen ir de la mano, y si fuera por la euforia con la que los diputados de Junts y ERC se han fundido en abrazos minutos después de que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, diera por aprobada la proposición de ley que ampara la medida de gracia, podría aventurarse que la estabilidad está asegurada para rato.

Pero nada puede asegurarse. En este mandato las crónicas a una semana vista pueden convertirse en papel mojado, y los hechos ciertos se reducen cada vez más.

Entre ellos hay espacio para tres citas electorales: País Vasco el 21 de abril, Cataluña el 12 de mayo y comicios europeos el 9 de junio.

Y este 14 de marzo la aprobación de la ley de amnistía por el Congreso ha dado el pistoletazo de salida para la precampaña de las elecciones catalanas.

La mayoría de declaraciones tras la aprobación de la amnistía, e incluso las realizadas a cuenta de la ausencia de presupuestos, han ido con mensajes ante lo que los catalanes se juegan en las urnas.

Era difícil que cualquier comentario en público o en privado de un miembro del ala socialista del Gobierno o dirigente del PSOE no llevara incluida una loa a Salvador Illa al considerar que es el único que puede abanderar la alternativa al independentismo.

Elogios a Illa y recados, por tanto, a quienes son socios parlamentarios imprescindibles del Gobierno como los que les ha dedicado el portavoz socialista del Congreso, Patxi López: "Hay que olvidar obsesiones identitarias".

La incógnita de Puigdemont

Pero en medio de la celebración, su homóloga de Junts, Miriam Nogueras, ha querido dejar claro que de olvidarse de eso, nada, que su objetivo es y será la independencia previo paso por un referéndum.

No ha dado pistas sobre la posibilidad de que el expresident Carles Puigdemont pueda ser el candidato de su partido, una eventualidad ante la que los socialistas afirman no tener temor alguno pero a la que no dan muchas opciones.

Por mucho abrazo que haya habido a cuenta de la amnistía, Junts ha lanzado pullas a ERC, y de paso a los socialistas, al mostrar su convencimiento de que estos dos partidos han coordinado agendas para intentar impedir que Puigdemont se presente a los comicios del 12 de mayo.

Oriol Junqueras, presidente de ERC, no ha querido tampoco dar tranquilidad al Gobierno advirtiendo que su partido no garantiza la estabilidad si no adopta medidas en beneficio de la sociedad.

Nadie da garantías de nada. Ni siquiera con la amnistía encarrilada. Y así se barrunta que va a ser todo este mandato que los colaboradores de Sánchez afirman que él, imperturbable, sigue viendo con horizonte hasta 2027.

No es el mismo pronóstico del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien ha augurado en el debate de la amnistía que las elecciones catalanas marcarán el inicio del final de este Gobierno.

De momento, este día la amnistía ha escrito un punto y seguido. Y el Gobierno también




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