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Adaya González

Madrid, 27 feb (EFE).- José Luis Ábalos -Torrent (Valencia) 1959- lo ha sido todo en política a lo largo de una carrera marcada por su lealtad a Pedro Sánchez y también por las polémicas, la última de las cuales, la protagonizada por su mano derecha, Koldo García, le ha llevado a ser expulsado del grupo parlamentario socialista.

Ábalos ha desoído finalmente la petición de su partido y no ha dejado su escaño, con lo que abandonará la bancada socialista para acomodarse en el grupo mixto.

El 'Delcygate' y el rescate de la aerolínea Plus Ultra le apartaron del Ministerio de Transportes y la Secretaría de Organización del PSOE y, ahora, el escándalo de la trama de comisiones millonarias por la compra de mascarillas en el que está implicado su exasesor y su pulso con su partido le ha costado el puesto en el grupo parlamentario al que siempre ha pertenecido.

Hijo de torero, maestro de Primaria, padre de cinco hijos, abuelo de un nieto y aficionado a la bachata, Ábalos entró en política en 1976 como afiliado a las Juventudes Socialistas antes de incorporarse al PSPV en 1981.

Concejal en el ayuntamiento de la capital valenciana durante una década y diputado provincial, dio el salto a Madrid en 2009, cuando consiguió su primer escaño como diputado en el Congreso, el mismo año en el que Pedro Sánchez tomó posesión del suyo.

Poco a poco, se fue fraguando su lealtad hacia el hoy jefe del Ejecutivo, al que sustentó en su relanzamiento a la Secretaría General. Tras sucesivas renovaciones de su puesto de diputado, se hizo con la Secretaría de Organización del PSOE en 2017 y un año después ocupó la cartera de Fomento en el primer Gobierno de Sánchez.

En enero de 2020, Ábalos renovó su cargo en el segundo gobierno de Sánchez, pero con una cartera renombrada, Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

No llevaba ni una semana en el cargo cuando se produjo un encuentro "forzado por las circunstancias" con la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas, cuando ésta tenía prohibido el acceso al espacio Schengen y, por tanto, no podía entrar en España.

Las versiones y declaraciones confusas vertidas desde el principio le colocaron en el punto de mira de la oposición. Por el 'Delcygate' se llegó a pedir su dimisión y una comisión de investigación e incluso el asunto se elevó a los tribunales.

En noviembre de 2020, el Supremo archivó el caso, que había sido impulsado, entre otras, por varias querellas de Vox, porque, aunque consideró que la estancia de la número dos de Nicolás Maduro había vulnerado una prohibición del Consejo Europeo, ello no era constitutivo del delito de prevaricación que se le achacó al entonces ministro.

La cuestión debía llegar aún al Tribunal Constitucional, que le dio el carpetazo definitivo en junio de 2021 con una decisión que implicó la destrucción de las imágenes de las cámaras de seguridad del aeropuerto.

Al año siguiente surgiría una nueva controversia por "avalar" el rescate con 53 millones de euros a Plus Ultra, una aerolínea considerada "chavista, en quiebra y sin vuelos" por los grupos de la oposición, un asunto del que él siempre se desvinculó y que también acabó en manos de la Justicia.

Pero tanto el Tribunal Supremo como el Tribunal de Cuentas archivaron las investigaciones que abrieron, la primera tras una querella presentada por Vox contra Pedro Sánchez y varios ministros, y la segunda a raíz de una denuncia de Ciudadanos.

Sea como sea, la sucesión de escándalos culminaron con su cese del Gobierno en el verano de 2021. Pocos días después, sin que trascendieran los motivos, renunció mediante una carta dirigida al propio Sánchez y la Comisión Ejecutiva Federal a su cargo en la Secretaría de Organización, en la que le sustituyó Santos Cerdán.

Porque mientras todo eso ocurría, Ábalos tuvo que salir al paso de más informaciones que también negó y por las que incluso emprendió acciones legales, que le situaban en fiestas en pisos y locales privados durante el segundo estado de alarma decretado por la pandemia.

El que ya era exministro y exsecretario de Organización del PSOE no solo negó esos hechos, también que estuvieran presuntamente detrás de su destitución.

La covid-19 ha vuelto a estallar de nuevo en la cara al Ábalos, que se queda en el Congreso en un gesto de desafío a su partido y en medio de la indignación social que ha levantado un nueva sospecha de que, en el momento más trágico de la pandemia, pudiera haber personas que usaron sus despachos para lucrarse a costa de lo que tanto faltaba entonces.

"Sé lo que es un apestado político", ha dicho al anunciar que no dejaba su escaño y se pasaba al grupo mixto, una decisión "muy dura" y "muy difícil en lo personal", pero que toma con el firme convencimiento de defender su honor.

Porque irse se interpretaría como "una culpabilidad" que, ha querido dejar claro, no está dispuesto a asumir. 




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