"No es un pico, es una agresión", gritaban este lunes los manifestantes congregados en el centro de Madrid en apoyo de la futbolista Jenni Hermoso. ¿El señalado? Luis Rubiales, ya expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), por su beso no consentido a la deportista tras la victoria del Mundial de fútbol femenino. El acto, que ha recibido una reprobación social con repercusión internacional, puede acarrear una serie de consecuencias penales y administrativas para Rubiales, que ya está siendo investigado.
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