El vínculo emocional también juega a favor del trabajador que está presente en la oficina cada día ante la amenaza de una reducción de plantilla. ¿A quién van a despedir al tipo ese que aparece una vez al mes por aquí o al que vemos cada día, conocemos su vida o nos hemos tomado unas cañas algún día al salir de la oficina? Con esta tesis la realidad es que ante el riesgo de despido, el teletrabajador prefiere volver a la oficina.
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