«No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”. Que una escritura pública tenga un error no es irreversible: como en cualquier trabajo, pueden producirse alguna vez inexactitudes, pero estas tienen solución.
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«No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”. Que una escritura pública tenga un error no es irreversible: como en cualquier trabajo, pueden producirse alguna vez inexactitudes, pero estas tienen solución.
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