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En un mundo ideal, todo lo harías bien, estarías excelentemente organizada, irías al gimnasio a diario a primera hora de la mañana en ayunas, tu pelo luciría como el de un anuncio y nunca descuidarías a ninguno de tus clientes.

¿Eres doña perfecta?

Los errores se cometen y los tropiezos pasan. A veces no prestas tu mejor servicio como abogada. Lo importante es que no suceda con relativa frecuencia o que pongas toda tu energía por remediarlo. Esto se llama responsabilidad.

¿Te has parado a pensar que si no estás contenta con tu compensación económica es algo probable que tu cliente no esté contento con tu servicio? Esto no es siempre aplicable, recordemos que siempre valoramos más nuestro trabajo que el de los demás, ¿sabes hacer valer tu trabajo?, recuerda la entrada: Eres un abogado caro.

Si has descuidad un cliente, lo mejor que puedes hacer, aunque duela, es plantearte la misma estrategia que llevaste a cabo para captarlo como cliente. Si fue un encuentro en persona deberías hacerlo cara a cara; si fue por teléfono, llámalo; si fue a través de un contacto, utilízalo como mediador.

Como dijo el jurista romano Ulpiano: Suum cuique tribuere - dar a cada uno lo suyo. Y tú te merecerás lo que recibas de ese cliente descuidado.

Una vez decidido que merece la pena conservar a ese cliente, pese a que se haya enfadado contigo, te haya dado la espalda o haya sido hostil, no te resultará tan difícil hacerlo.

Recuerda que lo primero que debes hacer es reconocer tu falta de servicio sin rodeos, sin excusas.

- Cristina, sé que no te he dado mi mejor servicio, espero que aceptes mi más sincera disculpa y me permitas continuar ayudándote.

Si no le han dado mucha importancia a tu error, probablemente hablarán de lo que les está pasando, esperando que retomes el rumbo para ayudarlos de nuevo.

Sin embargo, cuando un cliente se aleja de ti y pone barreras tendrás que armarte de valor y recuperar su confianza con mucha paciencia y humildad. La confianza, una vez perdida, es muy difícil de recuperar, pero se puede conseguir si las dos partes están dispuestas y tu parte, como abogada es ganar esa disposición de tu cliente.

- Comprendo que no estés contento conmigo en este momento, Diego. Sin embargo, espero que consideres la posibilidad de contar conmigo en cualquier momento, para cualquier necesidad legal por muy pequeña que sea, para permitirme proporcionarle el servicio que se merece.

Proporcionándole una atención extra y un servicio de seguimiento adecuado, pronto deberías empezar a ganarte toda su confianza.

 

PD. Si eres abogado, tú también puedes ser un don perfecto. Aplícate el cuento.




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