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Me produce una gran satisfacción ver cómo el 21 de enero ha ido cobrando cada vez más protagonismo en este país. Cada año se suman más asociaciones, instituciones y organismos oficiales a la celebración de este día, cuyo origen procede de la Recomendación nº r (98)1 del Comité de Ministros a los estados miembros sobre la mediación familiar, aprobada por el Consejo de Ministros el 21 de enero de 1998.

Casi diría que el 21 de enero, los mediadores no damos abasto entre tanta jornada, taller, congreso, etc… Todo esto está muy bien, pero hay que seguir trabajando todo el año, continuar difundiendo este sistema alternativo de conflictos y de paso cambiar algunas cosas en nuestro ámbito.

Se podría empezar convenciendo al legislador de que implantara la sesión informativa preceptiva. Me consta que muchos son los detractores de esta iniciativa, yo misma durante mucho tiempo no lo vi,  pero las cifras no engañan.

 

El Parlamento Europeo, en un informe[i], realizado cinco años después de la publicación Directiva Europea sobre mediación en asuntos civiles y mercantiles,  pone como ejemplo el modelo italiano, país en el que se ha optado por una mediación obligatoria mitigada (la partes pueden retirarse del proceso cuando estimen pertinente),  Italia, es el único país de la UE con más de 200.000 mediaciones por año, y "sólo vio este aumento cuando la mediación se convirtió en una condición previa al juicio, en determinados tipos de litigios".

 

Asimismo convendría ir eliminando el concepto de que la mediación intrajudicial fuera gratis. Son numerosos los proyectos pilotos implantados en juzgados de España donde la mediación es gratuita… para el mediador, claro. El juez, perito, abogado, equipo psicosocial, etc… todo el mundo cobra… salvo el mediador. Algunos de estos “proyectos pilotos” llevan la friolera de 15 años (lo que no sé es cómo con tanto piloto, a estas alturas no han montado todavía un aeropuerto).

 ¡¡¡Pero aún hay más!!! Cuando estos magistrados, propulsores  y defensores de la mediación, organizan jornadas hablando sobre las bondades de la misma: no aparece ningún mediador. Y no sólo eso, nuestros magistrados exigen que los mediadores sean buenos profesionales, con una buena formación y con experiencia.

 Se agradece este empuje de la judicatura a favor de la mediación, pero lo que se está consiguiendo es vejar al mediador. Si tan buena es la mediación, si tantos beneficios reporta, si tanto dinero puede ahorrar al Ministerio de Justicia ¿Cómo es que no se recompensa económicamente al profesional que la ejerce?

 

Quiero dejar claro, que nada tengo en contra de los proyectos piloto de mediación intrajudicial, pero estos deben  realizarse por un tiempo. Cuando se acabe el plazo fijado, si no se puede pagar al mediador, que se retire el servicio. Igual de esta manera el Ministerio echa algún día cuentas, ve lo que se ahorra con la mediación y la implanta de otra manera.

Entiendo que si el trabajo de los jueces es el de implantar justicia, poco la practican con los mediadores. Es cierto que todavía no hay muchas mediaciones, por lo que la experiencia de mediar en un juzgado es gratificante y muy enriquecedora.

Pero quien se aprovecha de la necesidad del otro no es una persona justa. AMM firma convenios de colaboración con colegios o asociaciones para realizar mediaciones gratuitas, pero nuestros mediadores nunca pueden permanecer más de un año realizando mediaciones altruistamente. Entendemos que es una manera un poco más justa de combinar esa necesidad de mediar y la gratuidad, aunque somos conscientes que es difícil valorar lo que no se paga.

Para seguir avanzando con la mediación, es determinante que los mediadores sean mediadores de calidad  (ahí comparto la opinión de los magistrados). Y para ello he de reconocer que la formación continua es casi la única forma de poder demostrar el interés, las dotes y la valía de un mediador.

Admiro a aquellos mediadores que, a pesar de no ganar dinero con la mediación, siguen formándose asistiendo a talleres, jornadas, congresos, etc… Durante años defendí que la formación inicial en mediación era lo más importante, de hecho sigo pensando que es fundamental, sin embargo el esfuerzo constante que realizan muchos mediadores a lo largo del camino es lo mucho valioso que cualquier curso, por muchas horas que tenga. Por ello necesitamos listados de mediadores supervisados.

Un sello de calidad que avale la veracidad de la información que aparece en dichos listados de profesionales de la mediación, es fundamental. AMM está en ello, y va más allá todavía. Queremos comprometernos con los usurarios de la mediación, nuestros clientes, y mostrarles nuestros mediadores, su formación y experiencia, y decirles que todo lo que aparece es verdad. A nuestros mediadores los eligen las partes, por ello es fundamental garantizar la veracidad de los hechos, y elaborar un listado atractivo, diferente  y serio.

Para finalizar me gustaría que muchos de nuestros profesionales entendieran que la mediación es un servicio, un producto, y que como tal hay que aprender a venderlo. No mediaremos jamás, si no entendemos en qué puede serle útil la mediación a nuestros clientes.

 Dejémonos de tapujos y veamos la mediación como un producto de consumo. Convenzamos a nuestro entorno, vendamos la mediación, que no nos dé vergüenza hacerlo, puesto que no hay mejor, cuando se tiene un problema, que asumir la responsabilidad de resolverlo uno mismo, con la ayuda de un mediador. ¡Vamos a por ello!

Feliz día Europeo de la Mediación




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